El mundo virtual que generan las redes sociales tridimensionales como Second Life u Opensim, abren la puerta a innovadores escenarios educativos que entre ayer y hoy se analizan en la Universitat de València en unas jornadas organizadas por el Departament de Filologia Francesa i Italiana de esta institución académica.

Los mundos virtuales inmersivos, apunta Inés Rodríguez, directora del departamento y coorganizadora del encuentro junto a las profesoras Elena Moltó y Júlia Benavent, «se pueden aplicar a situaciones de conversación reales para el aprendizaje de idiomas».

Según Rodríguez, «la revolución de internet es tan importante o más como la aparición de la imprenta, ya que está cambiando el mundo al poner todo el saber al alcance de una tecla». Por ello, añade, «es clave que los docentes se formen en las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) con el fin de ser «competentes digitalmente hablando». Así, según especialista, «se rompería el miedo que tiene el profesor a trabajar con herramientas que dominan sus alumnos mejor que él».

Para Elena Moltó, los mundos virtuales inmersivos «permiten crear entornos profesionalizantes en los que se pueden reproducir situaciones de la vida real que no se pueden experimentar en las aulas y, por otra parte, gracias a la inteligencia artificial se pueden programar a los avatares para el entrenamiento de conversaciones en francés de negocios o italiano turístico».

Fin del miedo a hablar en público

Otra de las ventajas de estas redes sociales tridimensionales, argumenta la profesora Júlia Benavent, es que «se pierde inmediatamente el sentido del ridículo, pues hay un avatar por medio, por lo que el miedo a hablar en público desaparece».

Una de las experiencias docentes universitarias presentadas en las jornadas de la Facultat de Filologia de la Universitat es la implantada por la Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid por los profesores Teresa Rodríguez y Miguel Baños en un curso a distancia a través de internet.

Según Rodríguez en la enseñanza en línea «las plataformas virtuales son muy buenas, e incluso permiten interactuar de forma sincrónica a través del chat o asincrónica mediante el correo electrónico o los foros, pero ambos medios son escritos y no hay relación entre los alumnos». En el mundo virtual en 3D, sin embargo, los alumnos pueden crear su propio avatar y asistir a un aula en la que pueden interactuar en tiempo real con sus compañeros y con el profesor con una sensación de presencialidad que es un refuerzo para su motivación de aprender».

Finalmente, Elena Moltó, explica que con internet «el acceso a la información es tan democrático que hay que ir un poco más allá». Un ejemplo serían las «webquest», una investigación guiada en la red «en la que los alumnos pueden construir su propio conocimiento colaborando en equipo y reproduciendo así la forma en que se trabaja en la vida real fuera de las aulas».