El tercer y último día de huelga estudiantil de esta semana comenzó ayer con piquetes y un grupo de 30 jóvenes algunos de ellos encapuchados causando destrozos en la Universitat Politècnica de València (UPV). Los radicales llegaron a soltar abejas en una cafetería del campus de Vera y a vaciar extintores en aulas con alumnos. Sin embargo, la protesta pinchaba en las calles de Valencia, con dos manifestaciones separadas que recorrieron el centro por la mañana y por la tarde y que apenas congregaron a entre 300 y 200 estudiantes.

Así acabó el tercer día de huelga anticapitalista convocada por el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) y la Assemblea Interuniversitaria bajo el lema «València en lluita, sense por», que coincidió ayer con la huelga general de estudiantes contra la Ley Orgánica de Mejora de la Educación (Lomce) y las tasas universitarias. Esta convocatoria nacional contó con el apoyo del Bloc d'Estudiants Agermanats (BEA) y Acontracorrent.

Los dos primeros días de paro se desarrollaron con un seguimiento muy desigual en la UV mientras que apenas tuvieron incidencia en la UPV. Sin embargo, la jornada de ayer comenzó con piquetes a las puertas de la Politècnica. Fuentes de la UPV señalaron que estos piquetes, que estuvieron vigilados por la policía, no impidieron el paso al personal y al alumnado del campus de Vera.

La calma se rompió cuando unos 30 integrantes de estos piquetes, algunos de ellos encapuchados, penetraron en el campus al grito de «fuera empresas de la universidad». Fuentes de la UPV señalan que tiraron petardos en los aularios y vaciaron numerosos extintores, algunos en aulas con alumnos. Estos actos paralizaron algunos exámenes, añaden las mismas fuentes.

Los actos de sabotaje llegaron a un punto nunca visto con la suelta de abejas en una cafetería del campus, lo que provocó que los alumnos que se encontraban allí se marcharan a toda prisa. También hicieron saltar las alarmas antiincendios de varios edificios, volcaron contenedores y quemaron uno frente a la Escuela de Diseño, y pintaron dos cajeros automáticos.

Además, descolgaron las banderas de la UE y de España que ondean en el Rectorado. La primera la rompieron mientras que nada se sabe del destino de la segunda. Por último, una quincena de estudiantes logró acceder al segundo piso del Rectorado, donde se encuentra el despacho del rector Francisco Mora. Los alumnos, que pedían a gritos la dimisión de Mora, exigían entregarle un escrito. Tras conversar con la vicerrectora de Estudiantes, Mª Victoria Vivancos, se marcharon después de estar casi una hora en el pasillo.

Ninguna de las manifestaciones cubrió el recorrido previsto por falta de seguidores. La del mediodía, convocada por el BEA y Acontracorrent, que apenas reunió a 300 estudiantes, se disolvió en la Porta de la Mar. La de la tarde, impulsada por el SEPC y la Assemblea Interuniversitaria, congregó a 200 personas. Los organizadores informaron a la policía que pensaban ir al ayuntamiento y volver a Blasco Ibáñez, pero al llegar a Correos y ver que sólo eran un centenar pidieron leer un manifiesto ante el consistorio y se disolvieron en cinco minutos.