Hace cuarenta días, María José Catalá tomó la alternativa como valor en alza del Consell al ser nombrada portavoz, justo después de unas europeas en las que los augurios demoscópicos de fin de régimen popular pasaron la ITV de las urnas. Ayer, a mediodía, un terremoto sacudió su Conselleria de Educación cuando la cúpula de su departamento dimitió, pero fue aplacado en apenas unas horas cuando Català compareció con dimisionarios y con sus sustitutos para intentar escenificar sintonía y restauración del orden. El número dos de Educación el secretario autonómico, Rafael Carbonell y la tres, la subsecretaria Virginia Jiménez, presentaron por registro de entrada su renuncia al puesto, una decisión que fue secundada también por el director territorial de Valencia, Ismael Martínez. Carbonell gestionaba la aplicación de la polémica Lomce. Alegaron motivos personales en sendos escritos presentados por registro de entrada de Campanar. La filtración de la noticia provocó la crisis y la sensación de desbandada general.

Fuentes conocedoras de las circunstancias de la dimisión del secretario autonómico y de la subsecretaria indicaron que hacía tiempo que tenían la decisión tomada por cansancio. En todo caso no hay ninguna necesidad de registrar oficialmente la renuncia, observaban otras fuentes, que achacaban la dimisión «por sorpresa» y con todos los formalismos a la voluntad de anticiparse a una posible destitución que se habría consumado mañana en el pleno del Consell. Hecho que explicaría la rapidez con la que Català resolvió las nuevas designaciones de personas de más confianza, que ya tendría elegidas.

De CulturArts a Campanar

La consellera se esforzó en escenificar normalidad y cierre de la crisis al comparecer ante la prensa flanqueada por los que se van y los que entran. Manuel Tomás será el nuevo secretario autonómico. Hasta ahora ha sido el director general de CulturArts, la sociedad que agrupó a media docena de organismos culturales como Teatres de la Generalitat o el Institut de la Música. Tomás es de la máxima confianza de Català desde su etapa de alcaldesa de Torrent cuando lo nombró director del Auditori de esa ciudad. Tiene 47 años y era subdirector general de Calidad Educativa.El puesto de Tomás en CulturArts lo ocupará Julia Climent, hasta hoy directora del Instituto Superior de Enseñanzas artísticas, que quedará en manos de Vicent Llimerà. Como subsecretario de Educación entra Jesús Carbonell hasta la fecha subdirector general de Personal Docente. A los primeros expresó su agradecimiento por su «profesionalidad y responsabilidad».

En presencia de Català, Carbonell reiteró que los motivos de su renuncia son «estrictamente personales» al considerar cumplido un ciclo. «Ha sido una decisión meditada durante meses que he comunicado esta mañana a la consellera, e intencionadamente he esperado a la práctica finalización del curso. No hay otra razón, sólo tengo palabras de agradecimiento», subrayó. Declaración que fue recogida en el comunicado de Educación. Virginia Jiménez explicó que ella y Carbonell son «como un kit» y aseguró que está «físicamente agotada». Ismael Martínez no estaba presente en la rueda de prensa. Català se limitó a indicar que éste deja «paso al nuevo equipo» y que «también es un inspector». Los tres dimisionarios lo son y volverán a su plaza.

La precaria gestión del Consell, las expectativas políticas poco favorables del PP y unos sueldos por debajo de las remuneraciones de los altos funcionarios son razones que han espoleado en los últimos meses a varios altos cargos a dejar sus puestos, en especial si la sintonía con sus superiores es mejorable, como en el caso de Educación. Desde septiembre de 2012 hasta ayer, se computan casi una docena de renuncias. La última, hasta ayer, la del exsecretario autonómico del sector público Bruno Broseta que dejó la Administración para pasarse a la empresa privada. Catalá negó sentirse debilitada y aseguró que tiene confianza en el perfil de los nuevos cargos, que «responderán de forma extraordinaria», según informó Efe.

Por otra parte, ayer también dimitió el director general del IVIA, Eduardo Primo Millo, por razones estrictamente personales.