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Entrevista

Federico Félix: "Ofrendar nuevas glorias a España no nos ha servido de nada a los valencianos"

Federico Félix advierte que los empresarios no van a dar un paso atrás en la reivindicación de una mejor financiación y mejores infraestructuras

Federico Félix. jose aleixandre

Una imagen insólita e inédita la de los empresarios valencianos dando un puñetazo sobre la mesa...

¿Y por qué ahora?

No podemos tolerar ni continuar con esta situación. Porque provoca que haya facturas en los cajones o que se esconda la realidad. Aunque esta práctica no se debe hacer nunca y no se justifica de ninguna manera, cuando la situación es desesperada se hacen cosas que no se harían en una situación normal. Todos sabemos que se ha llegado a no poder ni pagar a los proveedores, ni cumplir los compromisos presupuestarios. Insisto, sin que eso justifique lo otro. Continuar en esta situación por parte del Gobierno valenciano sería un error gravísimo, porque la mayoría de los ciudadanos de esta comunidad están encrespados por la falta de atención, en muchas cosas absolutamente y socialmente necesarias, y a las que no se puede llegar, por falta de financiación.

La reacción empresarial... ¿No llega tarde?

Algunas asociaciones de empresarios hace dos años y medio que no han parado de advertir que la infrafinanciación era inaceptable. Pero ahora no hay que caer en personalismos porque todos estamos en el mismo barco.

Pero hasta a los empresarios les ha costado dos meses llegar a un acuerdo, a pesar de la evidencia de sus reivindicaciones.

Efectivamente. Poner de acuerdo a todas las organizaciones empresariales siempre es complejo y difícil. Pero la situación es tan grave que ha ayudado a que, por primera vez en muchos años, todas las fuerzas sociales empresariales se unieran en una manifestación única y con el mismo objetivo. Las cifras del maltrato del Ministerio de Fomento a la Comunitat Valenciana quedaron tan patentes y son tan incontestables, que no nos quedaba otra opción.

Usted hablaba de que el maltrato viene de lejos...

Tener tantos años tiene una ventaja y es que uno se acuerda de muchas cosas que la gente más joven no conoce. En la «riuà» de 1957, aunque yo era un chiquillo, recuerdo que los valencianos ya nos pagamos todos los desperfectos a base de vender sellos, porque no vinieron ayudas. Cuando hace cincuenta años la Comunitat Valenciana era una fábrica de divisas por las exportaciones de cítricos , unos empresarios muy importantes de Murcia y Valencia llegaron a un acuerdo con Renfe para fabricar unos vagones especiales, para que la fruta llegara en perfectas condiciones, porque entonces ya se decía que por Canfranc íbamos a llevar las naranjas a Europa en ferrocarril. Los vagones se han hecho viejos y Canfranc sigue sin abrirse. La N-III también fue de las últimas en convertirse en autovía, siendo la primera en tráfico de España, a pesar de la presión que ejerció el entonces presidente de la CEV, José María Jiménez de la Iglesia, ya fallecido, con quien trabajé codo con coda para conseguirla. ¿Y cuánto nos ha costado pelear el AVE a Valencia y Alicante? Ambas infraestructuras están demostrando su capacidad para transportar miles de pasajeros. Y ahora tenemos la oportunidad de ejecutar el proyecto del tercer hilo en el corredor mediterráneo, que es una solución de emergencia, pero que no la ha aportado el Gobierno de Madrid, ni Fomento si no que ha sido idea de la Generalitat, ante la apremiosa necesidad de resolver ese problema. Cuando hay pocos recursos el ingenio se agudiza para buscar soluciones. Y eso es lo que ha hecho la Comunitat Valenciana ante la falta de recursos.

Mientras el AVE a Galicia no para de recibir inversiones...

Sí. Respeto y comprendo que se reivindique el AVE para zonas más deficientes y con menos recursos que nosotros. Pero uno debe ser solidario cuando lo que le tocaba obtener ya está acabado. No se puede confundir la solidaridad con la eficacia y la eficiencia...

¿Cree que nos toman en serio? Los ferrocarriles valencianos acaban de ser elegidos los conejillos de indias para iniciar la privatización de las líneas.

Es lo que ha sucedido históricamente con los gobiernos de Madrid. La sociedad civil tiene que ser capaz de cambiar eso. Y también tenemos que exigirle a los políticos que votamos y a los que gobiernan que, por encima de todo, tienen que defender la tierra valenciana. Y eso a veces no se hace. Aquí ha habido diferentes colores de gobierno: socialistas y populares. Y el resultado de la defensa de los intereses de Valencia de ambos partidos nunca ha sido lo que tocaba. Nunca. Nunca. Siempre han predominado más los intereses del partido que gobernaba en Madrid que los intereses, en este caso, de la Comunitat Valenciana. Y a las pruebas me remito. Pero ya no podemos aguantar más. No podemos consentir más agravios comparativos ni tener más maltrato del que estamos teniendo. Y ahora resulta que nuestros AVE van a ser los primeros en abrirse a la iniciativa privada. Nosotros, como empresarios, estamos siempre a favor de la iniciativa privada y creemos que no tendría por qué empeorar la situación. Pero las pruebas siempre conllevan un cierto riesgo y una cierta molestia... Que hagan los experimentos en otro sitio. Si los trenes de aquí funcionan bien y son rentables... ¡Que los dejen estar!

¿Y a qué achaca usted tanto «agravio» continuado?

La Comunitat Valenciana no ha tenido el suficiente peso político. No hemos sido autonomistas. Y no hablo de separatismos ni de nacionalismos exagerados o exacerbados. Hablo de ayudar a una autonomía, la Comunitat Valenciana, todos a una y sean del color que sean, para defender los intereses de nuestra tierra valenciana por encima de los de Madrid y del partido. Eso tiene que estar por encima de todo y no lo hemos hecho. Y mientas Cataluña sí que ha jugado su baza autonómica, y el País Vasco, Navarra, Andalucía y hasta Extremadura. Todos han ido a luchar por sus intereses. Y nosotros no hemos jugado bien en defensa de nuestra tierra. Y un ejemplo es la desaparición de las cajas valencianas, que es una de las cosas más graves que nos pueden haber pasado en los últimos 50 años. Sobre todo por la afección horrorosa y mortal que tiene para el tejido empresarial pequeño y mediano. Es verdad que ha habido una mala gestión de las cajas y por eso han desaparecido. Pero también por una falta de peso político. Caja Madrid estaba igual o peor que Bancaja. Y ahora la sede y las decisiones se toman en Madrid, o en Cataluña. Nosotros salvo las cajas rurales y Caixa Ontinyent, que ojalá duren muchos años, no tenemos bancos que tomen decisiones económicas aquí. Unos se portan mejor y otros peor. Pero las decisiones de gran calado económico se toman en Madrid y en Barcelona.

Igual el problema es que han transcurrido tantos años sin reivindicar que quizá han pasado de palmeros a indignados...

Todos no han sido palmeros. Porque algunos, y usted lo sabe, no lo hemos pasado demasiado bien según quién ha estado al frente del gobierno valenciano. Todos no hemos sido palmeros. Y yo diría que ni las organizaciones ni las confederaciones empresariales, en general, han sido palmeros. Puedo estar de acuerdo en que nos hemos manifestado de forma más o menos contundente, pero las organizaciones empresariales siempre han denunciado, a veces con poca fuerza, los hechos que no han sido correctos. Estoy de acuerdo en que esas denuncias no se han hecho con la fuerza y la contundencia de ahora. Y que lo tendríamos que haber hecho antes.

Vamos a dejar de ser «buenos chicos», decía usted.

Hace cincuenta años que sufrimos el maltrato de Madrid. Y de eso, los únicos culpables somos nosotros. Ofrendar nuevas glorias a España no nos ha servido de nada. Ser buenos chicos y respetuosos con los gobiernos que ha habido en Madrid nos ha perjudicado. Hasta que nos hemos dado cuenta que ya no se puede ir más hacia atrás y hemos reaccionado como toca.

Tampoco les han hecho mucho caso porque, por ahora, «de forment ni un gra».

Después de tantos años acostumbrados a los desaires este es uno más. No sé cómo se resolverá, pero no vamos a callar ni a parar. Seguiremos presionando hasta donde haga falta para conseguir lo que nos corresponde, tanto en infraestructuras como en financiación.

¿Con Fabra o sin Fabra de la mano?

Si el gobierno valenciano nos acompaña, de categoría. Si no viene, iremos solos.

El tiempo corre y los presupuestos están ya casi cerrados.

Hay tres reivindicaciones a las que no renunciaremos: el corredor mediterráneo, el AVE Valencia-Alicante porque es una vergüenza que no esté acabado. Para finalizarlo tiene que haber una consignación presupuestaria mínima de 25 millones de euros para que salga adelante el proyecto y el resto sea financiado por Adif. Por lo tanto vamos a exigirlo. Igual que la tercera, la modernización del ferrocarril Valencia-Teruel-Zaragoza. Los aragoneses están completamente volcados en ese proyecto y nosotros estamos totalmente de acuerdo porque favorece a nuestros puertos, sobre todo a Valencia y Sagunt. En este caso hablamos de una inversión mínima de 42 millones de euros. Se trata de inversiones en infraestructuras asumibles, razonables. Y con la rentabilidad y retorno de la inversión demostrada. No vamos a dar un paso hacia atrás en absoluto.

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