El conseller de Gobernación y Justicia, Luis Santamaría, arremetió ayer contra la Acadèmia Valencia de la Llengua (AVL) al ser preguntado por el hecho de que la institución no haya corregido la definición de «lengua valenciana» en el Diccionari Normatiu Valencià (DNV) como el Consell le pidió que hiciera hace seis meses. Santamaría llamó a la AVL a que «reflexione» para «volver a ser una fuente de consenso sin contribuir a un conflicto que no deseamos», en referencia al proceso soberanista iniciado por el gobierno catalán.

Santamaría compareció ante los medios en Xàtiva, donde visitó por primera vez la Fira d'Agost en compañía del alcalde de la ciudad, Alfonso Rus, que ejerció de anfitrión y con quien compartió un almuerzo previo. El conseller definió como «contradictorio» que «instituciones que tienen rango estatutario como la AVL se alejen de la función que la norma básica de nuestro autogobierno le atribuye: la de velar por nuestra lengua y defender su identidad». Santamaría, que pronunció su intervención íntegramente en castellano y aludiendo en su discurso a «Játiva» la denominación no oficial de la ciudad, dijo que «no hay nadie menos interesado en abrir viejas batallas que el Consell» pero a renglón seguido manifestó que la AVL «debería reflexionar y volver a ser lo que nunca debió dejar de ser: una fuente de consenso, sin contribuir a un conflicto que los valencianos no deseamos».

El conseller añadió que la institución «parece haber abandonado esa posición de superación de un conflicto para cruzar el Rubicón que separa la defensa de la singularidad del valenciano, de un proceso de integración lingüística y cultural que no es compartido ni está amparado por la mayoría de la sociedad valenciana». Para el conseller, ese camino «nos llevaría a un proceso de ruptura constitucional que nos obliga a ser más que prudentes». En ese sentido, el titular de Gobernación advirtió de que el Consell «debe adoptar las resoluciones que en legítima defensa de la lengua valenciana tiene atribuidas».

Antes de la arenga contra la AVL, Santamaría reivindicó la necesidad de «creer en el autogobierno» y manifestó que los valencianos han de estar «alejados de todo tipo de sucursalismo», que valoró como «perjudicial». «Es difícil que ocupemos el lugar que por derecho propio nos corresponde en España y que se atiendan reivindicaciones históricas como una financiación justa si no creemos en nuestro autogobierno», concluyó.

El Consell recupera así, en medio de la canícula de agosto, el conflicto que le enfrentó con la AVL en los primeros meses de 2014. La polémica surgió tras la aprobación del diccionario normativo de la AVL que recogía la unidad de la lengua, lo que desencadenó un agrio enfrentamiento y duros ataques por un sector de los populares valencianos que llegaron incluso a plantear la disolución de la AVL. Este sector, capitaneado por el entonces secretario general y antecesor de Santamaría, Serafín Castellano, y también respaldado por altos cargos en Presidencia, como la entonces secretaria autonómica de Comunicación, Lola Johnson, que eran partidario de forzar a la Acadèmia a una rectificación. El conflicto evidenció la división interna en el Consell y en el PP con un bando dispuesto a todo para obligar a la AVL a rectificar y otro, partidario de apagar el fuego por la vía de no echar más leña, como era el caso del vicepresidente José Císcar y la titular de Educación, María José Català. De hecho, el jefe del Consell, Alberto Fabra, pareció optar por esta última opción al reunirse en secreto con el presidente de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), Ramon Ferrer, para abordar el conflicto generado a cuenta de la definición del valenciano incluida en el Diccionari Normatiu.