La prolongada sequía está dejando en estado agónico los ríos valencianos con graves consecuencias tanto en el campo como en el medio ambiente. La ausencia total de precipitaciones en los últimos meses representa, ademas, un elevado riesgo de incendio ante la abundante maleza que se acumula en los cauces secos. Mientras, los acuíferos están al borde del colapso por las apremiantes necesidades de los regantes.

LA SAFOR

El pantano de Beniarrés tiene su nivel más bajo en 35 años

En la comarca de la Safor, el efecto más evidente de la sequía se da en el río Serpis. Llega totalmente seco a su paso por Gandia durante todo el año. Su cauce, además, ha ido acumulando cañas y maleza, lo que supone un auténtico peligro en caso de incendio. De hecho ya ocurrió a principios de este verano. En pleno cauce, entre los términos municipales de Gandia, Almoines y el Real, se produjo un impresionante fuego que arrasó cuatro hectáreas. Las llamas se propagaron rápidamente, al encontrar a su paso montones de cañas, arbustos y árboles secos por la falta de lluvia. Por suerte, el fuego no llegó a las viviendas, aunque los vecinos de la calle Sant Enric temieron por momentos.

En Tavernes de la Valldigna, los efectos de la sequía se han notado, sobre todo, en los dos ullals ubicados entre la ciudad y la playa. La falta de lluvia ha provocado que se sequen casi por completo, dejando decenas de peces muertos.

Pero lo que resulta más preocupante para la comarca es el estado en el que se encuentra el pantano de Beniarrés. Es el que abastece a los regantes de la Safor y, actualmente, se encuentra en su nivel más bajo en 35 años con un 19 % de su capacidad total. La asociación de regantes del Riu d'Alcoi, de hecho, teme que en breve, la Confederación Hidrográfica del Xúquer (CHJ) decida cerrar el grifo, por lo que desde hace unas semanas están probando nuevos métodos de riego para aprovechar el agua.

LA RIBERA

La CHJ autoriza un riego de emergencia durante seis meses

En la Ribera, los principales problemas se han producido en los municipios de El Marquesat, la Vall dels Alcalans, Catadau, Llombai, Alfarp, Real, Montroi, Montserrat y Turís, zonas en las que la CHJ se ha visto obligada a autorizar un riego de emergencia procedente del canal Xúquer-Túria ante la escasez de recursos del pantano de Forata. El riego de emergencia se mantendrá durante los próximos seis meses. Desde el sindicato de riegos de Forata, con sede en Alfarp, aseguraron este viernes que lograron salvar el verano, pero que en los próximos meses la situación se complicará aún más sino llueve.

La sequía ha secado pozos en la zona y es clave para entender la total pérdida de caudal de un afluente del Xúquer, el Albaida, que se ha quedado sin recursos en su tramo final, según admite la confederación hidrográfica. Los ecologistas advierten de que se puede producir una gran mortandad de peces. Otro de los afluentes afectado por la extrema sequedad es el Magro, totalmente seco en su recorrido por la Ribera y con su única presa, la de Forata, técnicamente vacía.

EL CAMP DE MORVEDRE

La extracción de agua de pozos deja seca la Font de Quart

Los efectos de la sequía más evidentes se dan en las marjales de El Camp de Morvedre y en el paraje de la Font de Quart. Paisajes secos, donde antes abundaba el agua, evidencian la intensa explotación de los pozos de agua para regar los campos en un año sin apenas lluvias.

La tierra es ahora perfectamente visible en lagunas de los humedales de Els Moros y Almardà. Y también es prácticamente lo único que se ve en el fondo de la Font de Quart pues, si bien en los últimos días aflora agua a partir de las 13 horas, el caudal embalsado no llega a un metro de altura «o metro y medio como mucho», según vecinos del lugar. Luego, sobre las 21 horas empieza a «desaparecer» de nuevo en cuanto los pozos de riego vuelven a ponerse en marcha para extraer agua del subsuelo.

Esto ofrece muy distintas lecturas a agricultores y ecologistas. El presidente de la Sèquia Major, Ximo Pons, considera que «son cosas que pasan periódicamente cuando hay una sequía bestial desde que la CHJ, hace 40 años, autorizó muchos pozos. Y entonces nadie se opuso», recalcaba.

Desde Acció Ecologista Agró se considera, sin embargo, que son fenómenos «perfectamente evitables» si se exigieran unos mínimos ambientales y se pusieran límites a la extracción del acuífero. «Se incumple sistemáticamente la Ley de Aguas de 1984, que considera los mínimos ambientales como restricciones previas a cualquier actividad económica que no sea agua para beber», aseguraba Enric Amer. «Es un asunto donde no hay voluntad política, como lo demuestra el hecho de que ni siquiera se haya aprobado la metodología para fijar esos mínimos», añadía.

Aunque la situación actual de las marjales y la Font es similar a las vividas en décadas anteriores, de nuevo la desecación de Els Estanys del marjal de Almardà-Almenara ha provocado una mortandad masiva de «petxinots»; un hecho para que la conselleria anunció medidas, después de las denuncias públicas de Acció Ecologista Agró.

LA COSTERA / LA CANAL / LA VALL D'ALBAIDA

El Albaida y el Clariano apenas llevan agua al embalse de Bellús

El embalse de Bellús (la Vall d'Albaida) ha dado nuevas muestras de cómo golpea la sequía, aunque no a los niveles de 2012, cuando llegó a emerger la antigua carretera, anegada incluso en las épocas de menor almacenamiento de agua. La falta de lluvias ha hecho que las aportaciones de sus principales afluentes, los ríos Albaida y Clariano, sean prácticamente mínimas. La mortandad de peces sin ser tampoco la de otros años también ha comenzado a hacerse patente porque los actuales niveles del pantano empeoran notablemente la calidad del agua. El embalse presenta un 35 % de su capacidad total, y en algunas zonas de menor profundidad ya no hay agua y ha aflorado la típica estampa de la sequía: un suelo de fango reseco completamente cuarteado.

Información elaborada por T. A. Casanova, C. Alós, M. Arribas, A. Garzó