La utilización de animales en espectáculos y activades festivas en la calle es una tradición muy arraigada en numerosos municipios de la Comunitat Valenciana, más allá de los populares «bous al carrer» que congregan anualmente a miles de aficionados a los festejos taurinos. Celebraciones que han sucumbido a la crisis y a la falta de liquidez de los ayuntamientos, que tienen otorgado el control de las mismas, y que ahora se someten a debate público tras conocerse esta semana que un domador dejó atado un oso a una farola en Cárcer.

La polémica saltó después de la denuncia planteada por Faada (la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales) ante el Servicio de Protyección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) por el supuesto maltrato a un oso que, durante la fiesta de Moros y Cristianos en Càrcer (la Ribera Alta) celebrada el primer fin de semana de mes, quedó a la intemperie, atado a una farola, mientras caía una granizada. Su domador, mientras tanto, se refugió, según argumenta la asociación animalista y constatan algunosd testigos, en un bar, del que salió supuestamente ebrio.

El plantígrado había sido contratado para desfilar con las comparsas tocando la trompeta. Nuevas asociaciones se sumaron después a las protestas por lo sucedido y el partido animalista Pacma presentó a mediados de semana una denuncia contra la «filà» mora y el Ayuntamiento de Càrcer por contratar el servicio los primeros y permitir en sus calles la utilización de animales salvajes en festejos públicos los segundos.

Medidas de control

Empresarios relacionados con el mundo del espectáculo con animales recordaron que el propietario de estos debe acreditar que dispone de las instalaciones adecuadas. Tiene que comunicar, además, cualquier traslado a la Administración, que expide en esos casos una guía de transporte. También debe aportar un seguro de responsabilidad civil y obtener la oportuna licencia de espectáculos. La ley valenciana otorga a los ayuntamientos el control y la autorización de este tipo de actividades «con o sin animales» cuando se celebran en la calle.

En la comarca de la Safor, el uso de animales en espectáculos, especialmente en cabalgatas y desfiles, es algo habitual desde hace años. No solo camellos o caballos aparecen en las entradas de moros y cristianos de varias localidades, entre las que destacan, por su espectacularidad, las de Oliva, también se han podido ver elefantes que hacen piruetas, osos que intentan tocar la trompeta o grupos de ocas o corderos. En alguna ocasión se han podido ver aves, como halcones, águilas, buitres o cuervos.

De igual modo, en Sagunt la presencia de animales en desfiles se limita a la fiesta de Moros y Cristianos, al margen de la habitual exhibición de caballos y la bendición de Sant Antoni. En la fiesta de la media luna y la cruz, los caballos son los animales que más presencia tienen. Aunque también llegó a salir una carroza arrastrada por bueyes, un dromedario y un encantador de serpientes.

En la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida, la crisis ha hecho estragos en una fiesta con gran arraigo como son los Moros y Cristianos. Al tiempo que las comparsas han menguado exponencialmente en número de miembros, el protagonismo de los animales en los desfiles ha decaído hasta acabar reducido a la mínima expresión. En Ontinyent, las «filaes» han empleado en los últimos años todo tipo de animales para embellecer sus boatos durante los pasacalles, no exentos de percances. En 2011, un elefante de la embajada mora provocó escenas de tensión cuando se desvió del trayecto marcado y se aproximó al público desde las tribunas hasta casi rozar a los asistentes con su imponente peso. El «moro» que montaba al paquidermo saltó del cinto para no resultar herido.

En l'Horta los principales desfiles con presencia de animales son la Cabalgata de Reyes de las poblaciones y las entradas de moros y cristianos. En los primeros casos, en los años de mayor auge económico, era frecuente el uso de camellos, que han desaparecido en muchos municipios por la crisis. Con todo, los caballos y otras montas siguen siendo los animales más utilizados, bien en carros y carrozas, o bien con jinetes. De forma ocasional en algunas poblaciones se ha utilizado algún elefante. En los últimos años se han producido iniciativas en los plenos, a través de mociones, básicamente de EU y Compromís, que pedían el fin de los desfiles con animales o de circos con animales.

El uso de animales en Almassora se limita a los caballos que tiran de las calesas de la reina y las damas desde el casco urbano hasta el recinto taurino. En Onda, además de los «bous al carrer», diversas asociaciones y particulares sacan sus animales actos como la cabalgata de reyes o las programaciones festivas que se organizan en el castillo.

Al igual que en numerosos municipios, las fiestas de la Marina Alta que más utilizan animales son las de Moros y Cristianos. En los boatos de Dénia se llegaron a ver aves rapaces, dromedarios e incluso serpientes pitones. Ahora se ha vuelto a lo de siempre: los caballos. Claro que todavía hay excepciones. En el desfile del pasado año de Calp, una filà cristiana sacó burros y una bandada de ocas. En las ferias medievales, muy de moda en Dénia, Ondara o Benissa, se suelen hacer exhibiciones de cetrería.