«¿Cómo me voy a llevar un abrigo con la 'torraera' que cae?». Esto es lo que le dicen los clientes a un dependiente de ropa de la comercial calle de Colón en la ciudad de Valencia. «A nosotros nos obligan a venderlos, y aunque hay gente previsora, con este calor nadie los compra», asegura a Levante-EMV. Además, está convencido de que si aún tuvieran ropa de verano, estarían vendiendo «mucho más».
Esta escena es la tónica general de las tiendas valencianas, sobre todo de las franquicias, en las que ya han aterrizado las colecciones de otoño e invierno. Y es que este mes de septiembre arrancó con las temperaturas más altas desde hacía más de 60 años. Por eso, no es estraño ver a personas en pantalones cortos y camisetas de tirantes paseando por zonas comerciales en cuyos escaparates se exhiben maniquís embutidos en chaquetones y bufandas.
«Evidentemente no me voy a comprar una cazadora ahora», comenta Juande, que lleva un estética veraniega. «Pero bueno, aún quedan algunas prendas de manga corta y hemos venido a echar un vistazo», continúa. En el caso de Mar, la historia cambia, porque necesita ropa para una evento próximo y no encuentra nada: «Yo retrasaría la colección de otoño e inverno para el mes octubre como mínimo», dice. Una idea que también comparte su amiga Inés, que opina que «es probable que en otros lugares de España si acierten volcando toda la ropa de abrigo a finales de agosto, pero aquí [en la Comunitat Valenciana], no».
Entre escaparates que indican la llegada de un frío invierno, a la vista de gorros y guantes que portan los muñecos, hay uno que desentona: «Sí, acabamos de abrir la tienda y hemos sacado todo lo de verano. Entendemos que la gente todavía quiere comprarse cosas frescas», dice la encargada de esta franquicia, en medio de un tumulto de gente.
Aunque en estas franquicias las órdenes sobre qué tipo de ropa poner a la venta vienen de los grandes gestores, también algunos pequeños comerciantes se han quedado cortos de verano este año y han colocado antes de tiempo la ropa de abrigo. La responsable de Bhako, un establecimiento de venta de ropa, afirma que sus ventas bajarán este mes. «Se junta todo», dice. «Con estas temperaturas no se vende igual», asegura . Sin embargo, su tienda aún guarda muchas prendas veraniegas.
Mientras, el dueño de la tienda Clive es aún más pesismista: «No es que hayan caído las ventas, es que no existen», asegura. «El mes de septiembre siempre es malo, porque es una transición entre el calor y el frío, pero este año...». No sólo porque la gente no compre ropa de manga larga, sino porque «hasta las siete de la tarde no sale nadie a la calle por culpa del calor», afirma. Además, a todo esto, este empresario le suma la débil situación económica de muchas familias y la compra de los libros de texto y el material escolar, que deja la ropa en un segundo plano.
En esta línea, el secretario general de la Federación Valenciana de Comercio (Fevalco), Antonio Escrivá, confirma que las elevadas temperaturas están afectando a las ventas de textil de este mes, pero, sin embargo, asegura que el adelanto del calendario del curso escolar está afectando mucho más. «A los pequeños comercios nos ha venido mal que el curso comience antes», porque a las familias «no les ha dado tiempo» a tener su periodo de transición y por el calor «lo de junio les sirve para septiembre».
En cualquier caso, asegura que sus asociados no han puesto aún la colección de otoño e invierno: «Nuestros socios no tienen aún la ropa de invierno porque es absurdo con estas temperaturas». «He hablado con algunas tiendas que están en Fevalco y me cuentan que tendrán ventas más bajas en comparación con otros meses de septiembre, pero que no serán muy significativas», porque siguen manteniendo ropa de verano. Está convencido de que el mes que viene empezarán a aumentar las ventas para el sector del textil valenciano porque el calor irá desapareciendo. «Lo que está claro es que ha habido menos moviento comercial que otros años» en este arranque, afirma.
