Si un usuario de internet rastrea en Google «ingeniera informática» o «ingeniera mecánica», el buscador más conocido del mundo no le dirige a las páginas de las técnicos más conocidas del panorama global o a las inventoras más de moda, sino que le pregunta si se ha equivocado. Esta es uno de los ejemplos más sintomáticos de la situación actual del binomio ingeniería y sexo femenino. Con la intención de conseguir atraer a las mujeres a estas disciplinas, la Universitat de València celebró ayer una jornada para analizar y proponer estrategias de captación de alumnas.

El acto tuvo como experta a María Villarroya, doctora en Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Universidad de Zaragoza, que ha estudiado este problema. Villarroya propuso que se explique a las alumnas de ESO qué es la ingeniería y se les muestre que «pueden ayudar a hacer instrumental para operaciones, agricultura ecológica o hacer computadores». «Es interesante y divertido» y «cabe recordar que las grandes multinacionales tienen campañas propias para promocionar a mujeres», afirmó.

Para esta experta, las ingenieras y científicas aportan «talento y diversidad», lo que «permite sacar mucho más provecho a cualquier campo de la ciencia». «La ingeniería no puede desperdiciar el 50 % del potencial humano», advirtió. «Tenemos formas de hacer y de actuar distintas, trayectorias sociales diferentes y como tenemos objetivos distintos hay más diversidad», argumentó.

Y es que el número de mujeres en este tipo de carreras ha bajado en los últimos años. Del 12 % de mujeres en los años 80 se pasó al 33 % del total de alumnos en la primera década del 2000 para volver a caer diez puntos porcentuales en la actualidad.

El director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería, Vicente Cerverón, aseguró que uno de los motivos de la «falta de vocaciones» para estudiar ingeniería «es la percepción de los estudiantes de ESO y de la sociedad».