El investigador posdoctoral valenciano Domingo Carlos Salazar García, asociado al Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universitat de València (UV) y otros centros internacionales, ha participado en el equipo científico que ha logrado secuenciar el primer genoma humano moderno temprano en Eurasia. El grupo liderado por Svante Pääbo, Bence Viola y Janet Kelso, del Instituto Max-Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania), que acaba de publicar el hallazgo en Nature, ha estudiado la alimentación de un humano anatómicamente moderno del oeste de Siberia de hace 45.000 años.

La comparación de su genoma con el de individuos que vivieron más adelante en Europa muestra que estuvo cerca del momento en el que los ancestros de los actuales habitantes de Eurasia fueran por diferentes caminos. Como todos los individuos actuales de fuera de África, el hombre de Ust'-Ishim portaba segmentos de ADN neandertal en su genoma. Pero estos segmentos eran mucho más largos que los que se encuentran en los humanos de hoy en día e indican que el cruce con los neandertales ocurrió entre hace 50.000 y 60.000 años. Su alimentación muestra una plasticidad aún no observada directamente en Neandertales.

De hecho, el estudio de análisis isotópicos de este humano moderno temprano sugieren que éste consumía recursos de agua dulce de forma habitual pescado, crustáceos, etcétera, algo todavía no visto de forma directa entre los neandertales. «Estos resultados son importantes, ya que este consumo recurrente de recursos no terrestres dibuja un patrón alimentario de amplio espectro entre estas poblaciones eurasiáticas pioneras de humanos modernos, a diferencia de lo observado hasta la fecha en neandertales de la región», señala Salazar García. «Probablemente esta plasticidad alimentaria supuso una ventaja para adaptarse a aquel entorno hostil de latitudes septentrionales y facilitó su expansión por Eurasia en detrimento de los neandertales, que eventualmente desaparecieron», concluye.