Lo mismo que el cuerpo humano es agua en un 70%, los partidos políticos están conformados en un porcentaje no inferior a ése por personas y comportamientos. El resto son ideas, estatutos y gestión. Podemos, la formación que eclosionó fruto de la crisis y el hartazgo social de una corrupción sistémica, está en plena fase de constitución de sus estructuras y definición de su fe iconoclasta. Hoy acaba el período de cibervotación de las propuestas organizativa, ética y política, aunque mañana domingo cualquier elector podrá corregir su voto, una de las novedades que aporta este movimiento político que no quiere ser «partido de la casta».

En ningún otro caso, como en Podemos, podría decirse que la forma es el contenido de una manera tan determinante. Porque sobre las formas, la denuncia de una democracia que critican por impostada, han sido uno de los ejes de su discurso. Han elaborado 22 propuestas, síntesis de un centenar, sobre cómo organizarse, conscientes de que han de casar la eficacia con la vacuna contra los peligros de la condición humana, admiten. Dos son los modelos más destacados: el que propugna Pablo Iglesias y su grupo, Claro que Podemos, y el impulsado por el colectivo Sumando Podemos, cuyo rostro más conocido es el eurodiputado Pablo Echenique. De los 35 equipos en la órbita de éste, cuatro son valencianos y han sido avalados en círculos como los de Patraix, Manises, Paterna o Alicante. Organizados como «Cooperativa de equipos de Sumando Podemos», sostienen que su propuesta de partido para España y para la C. Valenciana es «más plural, menos centralista y recoge mejor nuestro espíritu asambleario y es más garantista», en la medida en que, advierte un portavoz de ese grupo, establece fórmulas para la revocación de cargos y la corrección de las normas cuando proceda.

Entre 2 y 4 «líderes» valencianos. Abogan por mecanismos que eviten que nadie se «endiose». «Es la condición humana», reiteran. El modelo que formulan es, observan, «menos parecido» a la estructura organizativa del PSOE. Claro que Podemos defiende un secretario general, un consejo coordinador (equivalente a la ejecutiva) y un consejo ciudadano, máximo órgano de control del partido. Sumando Podemos apuesta, en cambio, por entre 2 y 4 portavoces en la Comunitat Valenciana y tres en la organización estatal. Serían elegidos por las asambleas de los círculos. Sobre la acusación de que una dirección colegiada sería menos eficaz, alegan que ahora tienen siete portavoces en el ámbito estatal «y no creo que tengamos problemas». El sector alternativo propone órganos más numerosos porque creen que son más representativos y evitan concentrar poder.

Listas autonómicas y sorteo. Iglesias quiere un consejo coordinador de 10 miembros, mientras que Sumando podemos lo amplía a quince. La diferencia mayor radica en el método de la elección. Iglesias pretende que el secretario general proponga los nombres de forma que sea una dirección de su plena confianza y los críticos prefieren que el consejo ciudadano elija entre aquellos que quieran optar. Ese máximo órgano tendría 99 miembros si se impone la propuesta de Echenique y 81 si gana Iglesias.

El sistema de elección de las candidaturas también es distinto. En listas abiertas, en el caso de Iglesias, mientras que los críticos abogan por candidaturas unipersonales y voto preferencial. De forma que el elector ordene sus aspirantes preferidos. «Es para acabar con el voto útil; si tu primera opción no sale se computa la segunda preferencia», subraya el portavoz de Sumando podemos. Es en el consejo ciudadano donde promueven que un 25% se elija por sorteo. «Me resultó chocante la primera vez que lo oí, pero tiene sentido», explica. El sorteo se haría entre quienes se presenten y estén avalados por un círculo como mínimo. Es, dice, para que puedan acceder al órgano de representación quienes no tienen el don de la oratoria y adolecen de falta de capacidad para seducir a las asambleas.

Limitación de mandatos y elecciones municipales. Poner caducidad a los cargos es otra de las cláusulas preventivas. Sumando podemos propone que los puestos orgánicos se elijan para dos años y no se puedan renovar más de dos veces. Pablo Iglesias fija mandatos de 3 años sin límite de reelección.

Si se impone el modelo de Claro que podemos, el partido no concurrirá a las municipales, al menos con marca propia. Desde el otro sector subrayan que la decisión quedará en manos de las asambleas de los círculos de cada municipio. Si el círculo local no llegue a 500 inscritos, podrá decidir también si en ese municipio se organiza con las estructuras descritas o funciona sólo por asamblea.