El Consell oficializó ayer toda una declaración de guerra contra la Acadèmia Valenciana de la Llengua, el órgano competente sobre el valenciano según el Estatuto de Autonomía, al anunciar la creación a través de una futura ley de un nuevo ente, el Observatorio de las Señas de Identidad del Pueblo Valenciano, entre ellas la lengua, del que ha excluido a la AVL y que, por contra, incluirá a la secesionista Real Academia de Cultura Valenciana (RACV) e incluso se plantea dar entrada a Lo Rat Penat, entidades que postulan la supresión de la Acadèmia de la Generalitat. Tras la ofensiva para reducir y jibarizar a los órganos estatutarios, el Consell pone en marcha otro organismo que vigilará si algún acto para el que se pida subvención pública «atenta» contra las señas de identidad. Así, permitirá «revisar» estas ayudas. En el caso de la lengua, podrán retirarse las que no defiendan el carácter «individualizado» del valenciano.

El conseller de Gobernación, Luis Santamaría, compareció en la rueda de prensa posterior al Consell para informar sobre el «borrador del anteproyecto» de ley que espera aprobar dentro de dos semanas y con el que, a siete meses de elecciones, pretende atraer al valencianismo secesionista. Aunque repitió que es una norma que «nace con voluntad de consenso», deja fuera, no solo a la AVL, sino también al Consell Valencià de Cultura, el órgano consultivo de la Generalitat en materia cultural. La composición, con todo, no está cerrada. Además de la RACV, habrá representantes del Misteri d'Elx, Tribunal de las Aguas, Federación del Folclore y Peñas Taurinas. «¿Y Lo Rat?», se le preguntó. «No lo sé; hay borradores en que sí ha estado, también valoramos que estuviera la AVL», dijo.

El texto, en su artículo 7º, define el valenciano como «la lengua propia y el idioma oficial de la CV», y la considera «la principal seña de identidad del pueblo valenciano». Ahí se apuesta por su «individualidad». «¿Y en qué se traduce eso?», se le inquirió. «Lo que dice el Estatuto, que es la lengua propia de los valencianos y, en ese sentido, que es una lengua individual». Sin embargo, de esa «individualidad» no se puede «derivar consecuencias sancionadoras», dijo. La definición, recalcó, «no es filológica». «Si filológicamente hay otras consideraciones eso corresponde al órgano científico», apuntó. La definición, sin embargo, sirve al Consell para, desde el plano jurídico, contraponerla a la que hizo la Acadèmia en su «Diccionari Normatiu» [lengua hablada en la C. Valenciana, así como en Cataluña, Baleares, Andorra o l'Alguer, «lugares donde recibe el nombre de catalán»] y cuya rectificación exige. «¿Crean un órgano para cuestionar las decisiones filológica de la AVL?», se le preguntó. «En ningún caso», respondió, para añadir que el Consell es «respetuoso» con el Estatuto, y la Acadèmia «tiene el monopolio a la hora de establecer la normativa lingüística». A la pregunta de si podrían retirarle la subvención a la AVL, respondió: «No es una ley inquisitoria, ni contra la AVL, ni está pensada para quitarle las subvenciones».

No le gusta la definición

En otro momento, insistió: «No es una ley filológica ni para sustituir o atacar a la AVL». Incluso afirmó que, como «órgano estatutario», la AVL tiene un rango superior. Para el conseller, todo ello «no es contradictorio» con su exclusión del Observatorio. «No sé qué tiene que ver la AVL con la defensa de los 'bous al carrer'», indicó.

Pero Santamaría fue inquirido sobre si comparte la definición de valenciano de la AVL. «Mi opinión no es cualificada; no soy filólogo», esquivó, para añadir que le gustaría que la entidad la «ajustara a lo que pone el Estatuto».