Así se refirió ayer el líder del PPCV a las facturas de caja fija que están trascendiendo en los últimos días, un mecanismo con el que la Generalitat afronta gastos del día a día para no bloquear el funcionamiento de la Administración, pero que se ha estado convirtiendo en un coladero para «gastos poco decorosos», en palabras de la portavoz María José Catalá, como comidas con marisco, entrecot a 60 euros o copas de güisqui.

El presidente Fabra evitó echar más leña al fuego sobre un asunto que está afectando a la imagen de la época de Francisco Camps, aunque el TSJ ha obligado a entregar las facturas también de la era Fabra. «Hemos reducido el gasto que tienen a su disposición los altos cargos para que esa situación no se vuelva a producir», se limitó a decir en referencia a la obligación impuesta a los altos cargos para viajar en turista o no sobrepasar los 20 euros por menú en las comidas, por ejemplo.

Fabra, además, rechazó que el caso de la caja fija -con la que se han gastado más de medio millón al día entre 2006 y 2013- sea comparable al de las «tarjetas black» de Caja Madrid. «Hay que diferenciar: las cajas fijas están fiscalizadas y hay que justificar el gasto», señaló. «Que quede claro que son un uso adecuado al cargo y dentro de la proporcionalidad que supone, nunca un uso desmesurado o inadecuado del mismo», concluyó.