La Acadèmia Valenciana de la Llengua recibió ayer el aliento de la Diputación de Castelló en plena campaña de hostigamiento por parte el Consell, primero por la definición de «valenciano» en el Diccionari Normatiu y, más recientemente, por la nueva ley de señas de identidad que relega a la AVL y abraza las tesis secesionistas de entidades no estatutarias. En un discurso medido, Moliner puso en valor Les Normes de Castelló de 1932 „que consagran la unidad normativa del valenciano y el catalán respetando las particularidades de cada territorio„ y los vínculos idiomáticos con Cataluña. «Todos nos entendemos con el idioma, unos lo llaman catalán y otros valenciano y estamos orgullosos de nuestras particularidades», proclamó, para apelar a la «matriz lingüística» común. Asumiendo un posición intermedia, Moliner también se alineó con el Consell al salir en defensa de las señas de identidad valencianas.

La puesta en escena de ayer en Castelló no fue casual. En la provincia norte de la Comunitat el secesionismo lingüístico es residual y está interiorizado que a un lado y otro del río Sénia se habla el mismo idioma, con variantes dialectales, aunque se le llame de forma diferente. La comparecencia conjunta de Javier Moliner y del presidente de la AVL, Ramon Ferrer, fue para anunciar el nombramiento de Carles Salvador como escritor del año 2015 de la AVL. Salvador es uno de los «padres» de Les Normes de Castelló, asumidas por la AVL.

Moliner puso en valor el legado del gramático y escritor, a quien atribuyó el mérito de «que hoy podamos escribir la palabra 'valenciano' con mayúsculas y sin complejos, al mismo nivel sin duda que otras lenguas con las que compartimos matriz lingüística». El mandatario provincial fue más explícito cuando destacó que en las últimas semanas ha compartido conversaciones con «buenos amigos» del sur de Cataluña, dentro de la campaña antisoberanista «Junts sense fronteres» que desarrollan el PP de Castelló y Tarragona. «Todos nos entendemos con el idioma, unos lo llaman catalán y otros valenciano y todos estamos orgullosos de nuestras particularidades y respetamos las de los demás», proclamó. Para no desmarcarse del todo de la línea oficial del Consell y de su ley de señas de identidad, Moliner manifestó que «no podemos permitir que ninguno se pueda apropiar de nuestras señas de identidad porque sólo a la gente y a los pueblos les pertenecen». Se situó así en una posición equidistante y favorable al consenso.

«No estamos para punir a nadie»

Por su parte, el presidente de la AVL, Ramón Ferrer, evitó opinar sobre la ley de Señas indicando que se trata de un borrador. Sobre el Observatorio que prevé esta norma para castigar sin subvenciones públicas a quien asuma la unidad de la lengua o use «País Valenciano», dijo que la AVL «no está para punir a nadie» sino para «tender puentes y para que no haya un problema de la lengua, sino que esté viva», tal como le encomendaron las Corts Valencianes.