La plaga de chinches que se había apoderado desde antes del verano del centro de internamiento de extranjeros (CIE) de Valencia no desapareció con la fumigación realizada durante los quince días de cierre de las instalaciones por una razón simple: la policía sólo tenía presupuesto para desinsectar con uno de los productos baratos. Así, los chinches siguieron reproduciéndose y, sólo cuatro días después de la reapertura, el pasado lunes, atacaron a varios internos y se pasearon por la ropa de éstos.

De hecho, el centro, ubicado en las obsoletas instalaciones del centro policial de Zapadores, fue parcialmente desinsectado ayer de nuevo, aunque en esta ocasión la empresa contratada utilizó un producto con un principio activo diferente y un precio más elevado. Esta segunda intentona por acabar con la plaga se produce justo el día en que Levante-EMV denunciaba con fotografías exclusivas la reaparición de la plaga de hemípteros en las instalaciones policiales.

El secretario regional de la Unión Federal de Policía (UFP), Luis Castillejo, consideró ayer a preguntas de este periódico que «es otra consecuencia mas de la crisis y de los recortes. Parece ser que inicialmente utilizaron un producto más agresivo con los humanos y menos eficaz, o eficaz a más largo plazo, con los chinches, pero muy barato», lo que a su juicio «ha influido en que hayan reaparecido tan pronto».

De hecho, la Jefatura Superior de Policía de Valencia decidió cerrar el centro durante casi dos semanas -del 29 de octubre al 14 de noviembre- después de que la empresa fumigadora alertase de que la sustancia que iban a utilizar es altamente tóxica para los seres humanos, por lo que aconsejó que no hubiese nadie en el recinto durante ese tiempo.

La primera desinsectación no ha sido eficaz a todas luces. Exactamente el día (ayer) en que este diario difundió las fotografías que probaban la reaparición de la plaga y que fueron tomadas el lunes a dos de los internos afectados por picaduras, la Jefatura pidió a la empresa que volviese a higienizar el recinto.

Sin efecto sobre las personas

Sin embargo, cuando los responsables policiales trataron de pedir explicaciones a los profesionales contratados, éstos alegaron que el producto usado la primera vez no era el más indicado para acabar con plagas muy arraigadas, con nidificaciones intensas y con reapariciones constantes de insectos y larvas, como sucede en el CIE, de modo que sugirieron el más caro, que, además, es menos lesivo en humanos y mucho más mortífero para los chinches.

«Lo que emplearon ayer parece que no tiene efectos sobre las personas y es mucho más eficaz contra las plagas de este tipo, aunque sea más caro», matizó Castillejo.

A media mañana de ayer, los 57 internos del CIE -hasta el martes había 41, a los que se les sumaron 16 más llegados ayer por la mañana del centro de internamiento de Barcelona- fueron confinados en las habitaciones del segundo piso del recinto para poder desinsectar las estancias de la primera planta.

Sin embargo, por razones que no han trascendido, no han sido fumigados los 27 dormitorios: únicamente los que van del 1 al 11 y el marcado con el número 17. La desinsectación duró sólo una hora.

Algún sindicato policial comenzó a barajar ayer la petición de cierre definitivo del centro, al menos hasta que se solucionen los problemas de insalubridad e inseguridad que parecen perseguirlo desde su inauguración.

Tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV, al menos dos internos requirieron atención sanitaria el pasado lunes después de amanecer con la espalda llena de picaduras de chinches. Incluso un policía tuvo que matar un insecto tras verlo corretear por una prenda.

El CIE de Valencia cerró el 29 de octubre precisamente para fumigar y acabar con los chinches y para reponer algunas sillas, mesas y estantes deteriorados. Al parecer, la clausura sólo ha servido para el segundo cometido.