­La hipertensión arterial es una enfermedad con la que conviven más del 35% de los adultos mayores de 40 años en España. Es una patología silenciosa ya que no presenta síntomas pero con altísimos riesgos que incluyen la incapacidad o la muerte. No resulta raro oír hablar de tensión alta, pero realmente se desconocen cuáles son las consecuencias de esa hipertensión arterial, o al menos, de tener la tensión descontrolada.

La Fundación Hospitales Nisa organizó el jueves una charla en la que se abordaron varias cuestiones relacionadas con este grave problema de salud que afecta a 3 cada 10 españoles y a unos 1.000 millones de personas en todo el mundo.

Esta nueva jornada del Aula de Salud de Hospitales Nisa contó con la presencia de tres acreditados doctores: José Martínez, Jefe de Radiología del Hospital Nisa Virgen del Consuelo; Manuel Angoso, Jefe de Nefrología del Hospital Nisa Virgen del Consuelo; y Francisco Valls, Jefe de Cardiología del Hospital 9 de Octubre. Precisamente el salón de actos de este último centro hospitalario albergó la conferencia que fue introducida por Judith Albalat, del área de gestión comercial de Levante-EMV. En su breve introducción, Albalat recalcó que esta actividad del Aula de Salud pretendía «darle la importancia que realmente tiene a esta enfermedad que sufren 3 de cada 10 españoles», con la salvedad de que un alto porcentaje de hipertensos «no saben que lo son».

Por su parte, el doctor Francisco Valls calificó la hipertensión arterial como «un importante reto de salud pública» y remarcó que la mejor forma de prevenirla son «los hábitos saludables» como una alimentación sana, con baja presencia de sal y grasas, y abundante fruta y verdura. Asimismo, hay que apostar por la moderación de la ingesta de alcohol, renunciar al tabaco y hacer ejercicio físico habitualmente.

Dieta más sana, menos tensión

El doctor Valls explicó con una amplia secuencia de gráficos y datos que existe una relación directa y demostrada científicamente entre la disminución de sal en la dieta, por ejemplo; o la disminución del consumo de alcohol, y la disminución de la hipertensión arterial. Por eso, recalcó que llevando una vida sana se puede controlar la tensión arterial con garantías. Incluso en pacientes mayores de 80 años, que se tienen que medicar con tres y cuatro fármacos por padecer otras enfermedades, el doctor Manuel Angoso fijó grandes avances siempre que se lleve una vida sana en todos los aspectos. De manera que no sólo se consigue bajar la tensión sino que además se aumenta la calidad de vida, por ejemplo, fatigándose menos estas personas mayores en acciones diarias como subir las escaleras o pasear.

El doctor Angoso alertó especialmente del riesgo que sufren los pacientes obesos de padecer hipertensión arterial, máxime en un contexto como el actual, en el que la población obesa se ha disparado en España y en los países más desarrollados hasta un 250%, en lo que él llamó una epidemia de gordura. De hecho, Alemania, seguida de España, son los países de Europa donde la incidencia de la hipertensión arterial es más importante y el motivo se encuentra en la dieta poco saludable.

Por su parte, el doctor José Martínez, en declaraciones a Levante-EMV, aconsejó regularse la tensión arterial y hacerse controles médicos partir de los 60 años, y antes, si se tienen antecedentes familiares, desde los 40. En casa, señaló este especialista en radiología, se puede tomar cada paciente la tensión de manera fiable pues los aparatos que existen en el mercado son adecuados. En la misma línea que sus predecesores avisó que para prevenir la hipertensión «influyen mucho los hábitos de vida como evitar el colesterol, el consumo de tabaco, el estrés y hacer deporte».

Infartos y otras enfermedades

¿Pero qué puede ocurrir si no controlamos la tensión alta, si llevamos una vida demasiada sedentaria, con una dieta cargada de grasas y de alcohol?. Los riesgos silenciosos de la hipertensión arterial son gravísimos y mortales. En términos sanitarios, humanos, e incluso, laborales y económicos, pues como señaló el doctor Valls esta enfermedad puede provocar un alto grado de incapacidad o la muerte incluso. De hecho, ser hipertenso y no llevar una vida saludable, puede acabar provocando infartos cerebrales o cardíacos, enfermedades cardiovasculares u otros procesos graves como anaurismos y otras patologías de alta mortalidad. Todo ello, lógicamente dependerá del nivel de tensión arterial de la persona y de sus otros factores de riesgo como peso, edad y otras posibles afectaciones.