El «Amigos para siempre» del pulgón y las hormigas, una relación mutualista clásica en la naturaleza y muchas veces puesta como ejemplo, acaba de saltar por los aires a raíz de una investigación liderada por el Institut Cavanilles de Biología Evolutiva de la Universitat de Valencia, que ha descubierto un comportamiento agresivo de los pulgones hacia las hormigas, a las que engañan haciéndose pasar por larvas de la propia hormiga, de las que se alimentan una vez en el nido.

«Nuestro trabajo describe por primera vez, que junto a la relación mutualista clásica entre ambos insectos existe un mimetismo agresivo de los pulgones hacia las hormigas», explica el profesor de Genética David Martínez Torres, director del estudio iniciado a partir de una tesis de Adrián Salazar que ha sido publicado esta semana en la revista PNAS, «Procedings of the National Academy of Sciences».

Hasta ahora existía la convicción de que la convivencia entre ambas especies solo les reportaba beneficios mutuos. «Los pulgones, que son hervíboros, generan una melaza de las que se alimentan las hormigas mientras estas les facilitan curas higiénicas y les protegen frente a depredadores», añade.

Sin embargo, después de muchas horas de observaciones de hormigueros a través de microscopio, los investigadores descubrieron que una determinada especie de pulgones produce individuos, genéticamente idénticos, pero que cambian su aspecto : cambian de color, adquieren una forma más aplanada y producen sustancias químicas, presentes en una especie de coraza, que confunde a las hormigas.

En los meses de invierno o en condiciones extremas, cuando la calidad de las plantas que sirve de alimento a los pulgones disminuye, algunos ejemplares se mimetizan como si fueran larvas de hormiga, que los arrastran hacia el interior de sus nidos ajenas al engaño. Una vez en el interior, los pulgones, convertidos en el caballo de Troya perfecto, utilizan el punzón con el que generalmente extraen la savia de las plantas para succionar la hemolinfa de las larvas, de las que se alimentan ante las propias narices de las hormigas, en general muy agresivas cuando se trata de defender a sus crías en los nidos.

«Parece claro que la descripción típica del pulgón como insectos chupadores de sabia y, por tanto, estrictamente herbívoros, debería ser matizada a partir de ahora», manifestó.

Como toda investigación, los interrogantes que se abren son más que las certezas que aporta y los investigadores esperan del Ministerio de Economía apoyo para un proyecto que pretende profundizar en todos los procesos que provocan y hacen posible el engaño.

El trabajo forma parte de la investigación básica que se hace en la Universitat de València pero a largo plazo podría tener aplicaciones en la gestión agrícola y en el control de poblaciones de pulgones y hormigas, capaces con frecuencia de convertirse en plagas para determinados cultivos.