El fenómeno Podemos detuvo ayer su caravana en Valencia y Pablo Iglesias realizó una demostración de fuerza. El mayor mitin de su breve historia: más de 9.000 personas congregadas para escucharle a él, a su mano derecha, Íñigo Errejón, y a la valenciana Àngela Ballester proclamar: «Vamos a convertir Valencia en el símbolo del cambio». Con apenas un año, Podemos exhibió sus credenciales como fenómeno de masas en una plaza clave de su estrategia, junto a Madrid: las encuestas van en serio.

Hubo muchos guiños a Valencia, un diagnóstico grave e inmisericorde y ni una sola promesa programática, salvo echar al PP. Quizá no era el día de hablar sobre financiación o el corredor mediterráneo, o quizá es que no hay posición al respecto.

«Tic-tac, tic, tac», advertía Pablo Iglesias a Rajoy, en el centro de su diana ayer. «Tic, tac, el 31 de enero empieza la cuenta atrás para Mariano Rajoy», machacaba Iglesias ante el estruendo del pabellón. Fue un mitin de movilización, de agitar el cabreo para canalizarlo hacia la gran marcha sobre Madrid del 31 de enero, para la que ya hay fletados 15 autobuses desde Valencia.

El discurso de Iglesias estuvo salpicado de sus lugares comunes. «No rescatamos bancos»; «El miedo ha cambiado de bando. Pero también la sonrisa. Vamos a sonreír esta noche», dijo sobre las elecciones griegas y Syriza, uno de los ejes de su intervención. «¿Sabéis para qué ha servido las políticas del PP y PSOE griegos? Para que la deuda esté en el 175% del PIB y haya crecido un 1500% las mujeres obligadas a prostituirse. Eso es lo que dice la Troika, lo que dice Rajoy». «Syriza, Podemos, venceremos», respondía la militancia, pendiente de unas elecciones que casi ven como una primera vuelta para Podemos.

Esta vez no cargó contra el socialista Pedro Sánchez sino que reivindicó una nueva forma de «patriotismo» frente a «la España de los patriotas de pulserita» y los «ataques» del PP. «Dicen que queremos romper España. Yo digo que romper España es vender la soberanía a la troika, cambiar el artículo 135 con nocturnidad, privatizar la sanidad y la educación, que niños tengan que estudiar en barracones como aquí o entregar la Comunitat Valenciana a constructores, a corruptos y mafiosos», proclamó.

No fue su única mención valenciana. «Para nosotros la patria es la gente, llevar a los niños a la escuela pública; que los responsables públicos den la cara cuando hay un accidente», dijo en referencia al metro. «La patria no es promover la Fórmula 1. No me gusta esa marca España. Queremos medios públicos que no se conviertan en aparatos de propaganda», añadió también sobre RTVV. En las primeras filas, junto a dirigentes como los candidatos a líder autonómico, Antonio Montiel o José María Copete, estaban como invitados ex de Canal 9, también de la CEPS, fundación que ha hecho de cantera de Podemos; la Universitat de València; Salvem el Cabanyal; la Unió de Llauradors, etc.

Llama a votantes de PSOE y IU

Iglesias se dirigió a sus seguidores, pero también hurgó en la herida de sus dos principales caladeros, con una apelación directa a socialistas y militantes de IU a sumarse a él. «Os necesitamos porque solos no podemos, nosotros no tenemos amigos poderosos ni mafiosos que nos protejan. Pero a veces David puede ganar a Goliat y en 2015 les vamos a ganar», concluyó.