El PP o el caos. Esta fue la tesis del discurso que ofreció ayer el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, en el Forum Europa Tribuna Mediterránea, una charla que congregó en un céntrico hotel de Valencia a las principales autoridades políticas y a referentes del mundo económico y empresarial. Con la resaca de la convención nacional del PP en la que Podemos ha estado en el centro de la diana y el llenazo en la Fonteta logrado por el partido de Pablo Iglesias, Fabra siguió el guión de Génova y dibujó un escenario catastrófico si la izquierda gobierna en la C. Valenciana tras veinte años de hegemonía del PP.

El presidente, que sigue pendiente de que Rajoy le confirme como candidato, mantuvo que los gobernantes deben anteponer la razón a los sentimientos y sostuto que «algunos» aprovechan «los sentimientos de rabia y de cabreo en su exclusivo beneficio». Pese a esta declaración de intenciones, el jefe del Consell apeló al discurso del miedo ante un eventual cambio de gobierno. Alertó sobre «los experimentos y propuestas» que puedan poner en peligro la recuperación económica y devolver a los españoles a la «incertidumbre económica y política, a la inestabilidad y la desconfianza». Frente a los «populismos desmesurados», Fabra mantuvo que el PP genera seguridad y confianza y denunció que el único objetivo de la oposición es acabar con el PP: «El resto son el proyecto de la nada, y de acabar con el PP cueste, lo que cueste», dijo.

Este «proyecto de demolición» tendría, según Fabra, consecuencias en la vida diaria de los valencianos: el millón de valencianos que se atiende en concesiones sanitarias «pasarían a no tener centro médico»; 450.000 escolares de la escuela concertada se quedarían en el aire; 25.000 profesores sin empleo; miles de puestos de trabajo perdidos por la falta de apoyo al AVE y al Corredor; y para rematar, habría más sueldos públicos y más impuestos.

Ataque a Podemos

Durante su discurso, Fabra no citó expresamente a Podemos, aunque entró al trapo cuando en el turno de las preguntas, se le preguntó sobre el partido de Iglesias. Según el presidente, esta formación responde a modelos «trasnochados, demagógicos y extremistas» y es «un proyecto de laboratorio» en el que cuando «se rasca no hay nada». Frente a ellos, Fabra defendió la labor del PP, «el único que se ha arremangado», «el único que ha sabido encontrar soluciones».

Defensa de las líneas rojas

Fabra aprovechó también para sacar pecho sobre su línea roja, que atribuyó a una demanda de la sociedad «que ha reclamado a gritos gestos, cambios en los comportamientos, limpieza y ejemplaridad». Comenzó su alocución indicando que su propósito era «romper la imagen negra que quieren trasladar algunos de su tierra y de sus habitantes». Fabra, ante un auditorio plagado de cargos del PP, admitió que el «camino ha sido fácil». En el turno de preguntas, deslizó una reflexión que a más de uno pudo chirriarle: «También en cuanto a corrupción estamos mejor que hace tres años y medio», indicó marcando un antes y un después respecto a la legislatura de su antecesor Francisco Camps. El presidente habló también de la crisis de valores en la época en la que «creíamos que todo era fácil» y abogó por volver a la cultura del «esfuerzo y el sacrificio». Admitió «errores cometidos» y aseguró que el mismo había hecho examen de conciencia, aunque no quiso aclarar cuáles han sido sus fallos.

250.000 empleos en tres años

En el apartado de los compromisos y tras afirmar que la «economía valenciana goza de nuevo de buena salud» y que 2015 será el año del despegue, Fabra reiteró su previsión de crear 100.00 nuevos empleos y amplió sus promesas a 2016, siempre y cuando se mantenga «la estabilidad política necesaria»: «Podremos superar por primera vez en la historia, los 250.000 puest os de trabajo en sólo tres años». «A esto es lo que le llamo yo cambio», añadió.

Ausencia de reivindicación

El jefe del Consell admitió que su asignatura pendiente ha sido la reforma el modelo de financiación, pero no hubo ni una sóla crítica a Rajoy al que disculpó por la situación económica. Por contra, aplaudió las medidas de rescate del Gobierno central.