La escena se repitió ayer dos veces a lo largo de la mañana de pleno en las Corts: el PP defendió dos iniciativas legislativas que fueron rechazadas mientras socialistas, Compromís y EU celebraron con aplausos el desenlace. Un cambio de papeles que, para la oposición, anticipó un eventual vuelco tras las elecciones de mayo. Y es que, pese a estar abocadas al fracaso, los populares llevaron hasta el final las reformas de las leyes de la Acadèmia y del Consell de Cultura para reducir el número de miembros de 21 a 15. En el caso de la AVL, la modificación tenía mayor alcance, ya que el PP pretendía poner a cero el contador de los 15 años de tutela política „que expiran en 2016„ sobre la entidad normativa de la lengua, con la que mantiene un pulso para que retire la denominación de «valenciano» de su Diccionari Normatiu, considerado como idioma «compartido» con otros territorios, como Cataluña. Tanto la AVL como el CVC están blindados por el Estatuto, lo que exige mayoría de tres quintos para reformarlas. Pero el PP solo sumó sus 46 votos presentes „frente a los 39 noes de la oposición„, lejos de los 60 exigidos.

Con académicos presentes en el palco y el banco azul del Consell desierto, PP y oposición debatieron sobre lengua e identidad. Lluís Torró (EU) acusó a los populares de protagonizar, no la defensa de una ley «muerta», sino «un acto de propaganda electoral» para «reactivar la batalla de la lengua». Josep Maria Pañella (Compromís) reprochó a los populares la «ruptura del consenso» y el «querer acabar con la AVL». Y la socialista Vicenta Crespo criticó que el Consell quiera «matar la Acadèmia para oficializar un argot que un grupo de fanáticos denomina 'nuestro valenciano'».

El «blavero» y «uno de Singapur»

Fernando Giner (PP) rechazó que busquen acabar con la AVL e intentó darle la vuelta acusando a la oposición de reabrir esa batalla al estar instalada, bajo un «supuesto cientifismo», en «la unidad de la lengua» y la «mentira nacionalista», con «planteamientos antivalencianos». «Soy blavero, siempre he sido blavero, y eso me llena el corazón de gozo», proclamó. En su réplica, Crespo ironizó: «¿Antivalencianos nosotros? Ustedes son infiltrados del capital catalán». Y afeó al PP que, con su gestión, el Banco de Valencia y la CAM «lo tienen los catalanes»; TV3 es, tras el cierre de Canal 9, «la única televisión que emite en valenciano»; y hasta el Valencia CF es «de uno de Singapur».

Giner sostuvo que lo que se busca es garantizar la «pervivencia» de la AVL en el actual contexto de crisis, mientras Torró subrayó que el ahorro es «ridículo: de cada 1.000 euros que gasta el Consell, 17 céntimos son de la AVL». El popular recalcó su rechazo a aquellos que «quieren cambiar nuestra identidad», mientras Pañella y Crespo le espetaron que las «señas» del PP son «la corrupción» y el fracaso en la financiación. Giner remató su intervención con una proclama filológica: «Yo creo que el valenciano es la primera lengua romance literaria de Europa. Eso para ustedes es ser un ignorante. Pues Menéndez Pidal era tan ignorante como yo».

En el debate sobre el Consell de Cultura „que el lunes reprobó su exclusión de la ley de Señas de Identidad„, el socialista Juan Soto dijo que el PP busca «dinamitar las instituciones que le son hostiles», mientras la popular Trini Miró repuso que tienen «la obligación de escuchar a los ciudadanos y la gente en la calle pide reducir la Administración porque ve demasiados políticos y funcionarios». Para Pañella, ahora «no hay por qué tocar el CVC». Y Esther López (EU) asestó: «La ley es un panfleto electoral».