El temporal de invierno que azotó ayer España y que en la Comunitat Valenciana se dejó notar, sobre todo, en forma de fuertes rachas de viento que en algunos puntos superaron los 100 kilómetros por hora, tomó ayer como «zona cero» la ciudad de Valencia. Los Bomberos tuvieron que realizar más de 170 salidas en toda la provincia para saneamiento de fachadas o retirada de árboles y ramas, la mayoría de ellas en la ciudad de Valencia. El consistorio cerró los parques y los jardines y cortó varias calles donde habían caído ramas o cascotes, mientras Bomberos y Policía Local insistían en no salir de casa si no era estrictamente necesario.

La mañana, de hecho, fue un ir y venir por toda la ciudad por parte de los servicios de emergencia. Uno de los sucesos más graves, al menos potencialmente, es el que se vivió en el cruce entre la calle San Vicente Mártir y la avenida María Cristina. Una de las vigas situadas en la azotea del número 3 de esta última cayó sobre la calle, tras golpear con violencia, según los testigos, en la fachada de enfrente. Las piezas de metal, acompañadas de varias placas de plástico, cayeron sobre los viandantes que a las 11.30 horas recorrían el transitado enclave del centro de la ciudad. Un hombre de mediana edad tuvo que ser atendido por un corte en la cabeza y el taxi de Salvador Catalá recibió el impacto directo de una de las vigas, que destrozó la luna del coche. «Aún tengo el susto en el cuerpo», explicaba el conductor.

«Esto parecía ´El día de mañana´», explicaba una dependienta de una tienda situada en la calle San Vicente. Era la misma sensación que se tenía en otros puntos de la ciudad. El rosario de accidentes provocados por el fortísimo viento es prácticamente inacabable. En la avenida Reino de Valencia cayeron dos palmeras de gran porte, sin causar heridos. En la calle Ruaya, un árbol se desplomó a escasos metros de una mujer embarazada, mientras que en la avenida Manuel de Falla, junto al Bioparc, la caída de otro árbol obligó a cortar la vía durante la mañana. También se cortaron al tráfico las calles Cirilo Amorós y Nicasio Benlloch, por caída de cascotes y placas de plástico, respectivamente. También se desplomaron varios contenedores en el puerto y el muro de los antiguos cuarteles en la calle Dolores Alcaide, así como una valla de grandes dimensiones junto al solar de Maestro Gozalbo. Durante la noche, los Bomberos hicieron seis salidas por caídas de carteles y farolas y 11 por ramas, así como cinco saneados de fachadas durante la noche.

Este panorama obligó a la Policía Local y a Bomberos a emitir mensajes en los que recomendaban a los vecinos no salir de sus casas si no era imprescindible, recoger a los niños en coche del colegio y extremar las precauciones al volante para evitar los golpes de viento. Los Bomberos, además, recomendaron caminar bajo los saledizos de los edificios para evitar accidentes por caídas de cascotes. A primera hora de la mañana, además, el Ayuntamiento de Valencia ordenó cerrar los parques municipales, así como los cementerios y las instalaciones deportivas municipales „cuyo estado será revisado aprovechando el cierre„, para evitar sustos. Ante la amenaza del viento que acecha hasta hoy al conjunto arbóreo de la ciudad, la Concejalía de Parques y Jardines habilitó a unas 150 personas para los avisos, el 90 por ciento de los cuales están relacionados con ramas y palmas caídas. Este operativo trabaja con 15 cestas de poda y permanecerá en activo mientras dure el temporal. Además, entre 20 y 30 bomberos tuvieron que volver a trabajar pese a que ayer era su día libre. El consistorio destinará una partida de 6.000 € para abonar las horas extra que se hicieron ayer.