«¡Un selfi, un selfi, vamos a hacernos un selfi!», es el grito de guerra más extendido entre adolescentes (y no tan adolescentes). Esta moda de la autofoto acarrea no sólo un colapso en las redes sociales y teléfonos móviles de medio mundo de primeros planos, sino, además, un alto porcentaje de contagio de ftirápteros, o lo que es lo mismo, piojos.

Algo que hasta ahora parecía exclusivo del mundo infantil se está extendiendo a otras edades debido a esta tendencia. Así lo aseguran distintos centros especializados en la eliminación de piojos y liendres asentados en Valencia, unos centros que desde hace pocos años están proliferando a gran velocidad no solo en la Comunitat Valenciana, sino en toda España. Entre ellos, No + piojitos. Su gerente, Carmen Marcos, señala que en cuestión de un año, desde que la costumbre del autorretrato está más extendida, por su consulta han pasado un 50 % más de adolescentes con estos parásitos respecto al ejercicio anterior.

«Para contagiarse solo hace falta pelo, por lo que al juntar mucho las cabezas para salir en la foto, se está favoreciendo el contacto entre pelos y la propagación de los piojos». Además, otro factor que propicia la transmisión es el de las melenas sueltas. Llevar la cabellera al viento, «una moda también muy extendida entre las adolescentes sobre todo», ayuda a que los insectos campen a sus anchas saltando de cabeza en cabeza.

Carmen Marcos explica que están alertando a todo aquel que visita su consulta sobre esta problemática. «Antes era una cosa más de niños pequeños, pero ahora ya no. La situación ha cambiado y no cabe duda de que los selfis son los responsables», indica. El público objetivo de estos parásitos eran los pequeños, fundamentalmente niñas, entre los 4 y los 7 años. También maestras, madres y abuelas han sido siempre efectos colaterales de estos contagios, ya que son las que pasan más tiempo con los pequeños y tienen un tipo de cabello más predispuesto a la transmisión.

Entre los consejos que los especialistas brindan a sus pacientes está el de recogerse el pelo, en caso de las chicas, o cortárselo, en caso de los chicos. «Antiguamente se pensaba que por llevar el pelo cortito los piojos desaparecían, pero no. Aún llevando melena muy corta, puede haber riesgo de transmisión. Solo si es muy raso, se evita el contagio». Por eso, para las chicas ya no es necesario recurrir a la drástica solución de antes: cortarles la melena. Basta con recogerse el pelo con trenzas, moños o coletas para que los insectos tengan más dificil habitar en un nuevo huésped.

Aceites balsámicos

La mayoría de clínicas que han nacido al calor de el auge de los piojos recomiendan un tratamiento basado en aceites balsámicos, sin productos químicos que dañen el cuero cabelludo. El primer paso es revisar minuciosamente el pelo de la persona infestada. Posteriormente, se aplica un producto, sin pesticidas, que aniquila al 90 % de los piojos y liendres. Más tarde se procede a su aspiración con un aparato específico para tal efecto. Y finalmente, se cepilla con un peine, una lendrera, para borrar el rastro de lo que pueda quedar. El tratamiento incluye en el mayor de los casos distintas revisiones.

Para terminar del todo con estos incómodos invitados no deseados, se recomienda hervir peines y cepillos, aspirar alfombras, sofás y asientos del coche, meter en la secadora almohadas o peluches y lavar toda la ropa de cama, aunque también se puede introducir todo en bolsas herméticas y esperar unas 48 horas a que los insectos mueran.