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Agresión

Acuchillan y apalean a Junior en Lagos ante la desidia del Gobierno que lo deportó

El joven, que ha pasado toda su vida en Valencia hasta la expulsión de octubre, sale grave de una reyerta

Acuchillan y apalean a Junior en Lagos ante la desidia del Gobierno que lo deportó

Cinco meses han pasado desde que el Gobierno español deportó a Lagos (Nigeria) a Junior Taofiki, el joven de 26 años que nació en España y había pasado toda su vida en Valencia, pero que el 30 de octubre fue expulsado a Nigeria, el país originario de su madre adonde él nunca había estado ni tenía ningún apoyo familiar. Fue deportado tras cumplir una condena de dos años y nueve meses de cárcel por tráfico de drogas y agresión a la autoridad. Una expulsión legal, pero una «aberración humanitaria», según su abogado, puesto que sólo por un fallo administrativo de su familia Junior nunca alcanzó la nacionalidad española a la que tenía derecho cuando era menor de edad por haber nacido en Madrid y por ser residente en España. Cinco meses después, tras el shock inicial de verse en un país desconocido y tras acostumbrarse a malvivir en uno de los suburbios de esta megalópolis que él llamaba «la boca del lobo», ha llegado la primera desgracia. Junior ha sido acuchillado en la espalda, un antebrazo y el bíceps derecho y ha recibido tres pedradas y varios golpes contundentes en medio de una reyerta en la que se ha visto inmerso en contra de su voluntad, según explica el joven por teléfono desde Lagos después de haber pasado tres días en un hospital del suburbio de Ilaje. La agresión se produjo la semana pasada.

Las duras imágenes facilitadas ayer por la víctima (algunas de las cuales no se reproducen por la gran cantidad de sangre que llena el suelo de la clínica y la camilla en la que el joven es atendido) atestiguan la gravedad de lo sucedido. Muestran las heridas causadas con una botella rota con la que intentaron matarle. «Hoy vas a morir», le dijo la persona que empuñaba el vidrio cortante y que intentó rajarle el cuello.

Después de haberse visto involucrado en una discusión nocturna por unas deudas de dinero de una conocida suya, a él le empujaron y le derribaron al suelo. «Yo me defendí cuando me iban a apuñalar», cuenta. Logró escapar a la carrera. Como practica el atletismo y goza de una buena condición física, Junior logró dejar atrás a sus perseguidores tras un largo trecho. Pero luego volvieron a por él con un triciclo a motor de los que abundan en Lagos. Eran varios. Lo acorralaron. «Arriesgué la vida cruzando una avenida entre los coches. A uno de mis perseguidores lo atropellaron», relata. Al final lo cercaron. Y le provocaron graves cortes en el cuerpo con la botella rota. También le causaron aparatosas heridas a base de pedradas y golpes. Junior acabó en el hospital. No querían atenderlo por falta de dinero. Le pedían 10.000 nairas, unos 45 euros. Él no los tenía. Dice que pasó un «infierno» en el hospital. Hasta que por mediación de unos amigos logró que le curasen, con puntos en la cabeza y en el mentón, y con los cortes sufridos en el cuerpo. Las 14 imágenes facilitadas reflejan la brutalidad del ataque. Ya ha sido dado de alta.

En febrero, al cumplirse cien días de su deportación „adelantada por Levante-EMV, criticada por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), investigada por el Defensor del Pueblo y pendiente de recurso judicial por parte de su abogado„, Junior lamentaba el destierro al que ha sido enviado por las autoridades españolas. «Que le den caña a mi asunto. Que se den prisa, que ya me podría haber pasado algo malo. Pero se ve que les da igual», reclamaba. El tiempo le ha dado la razón. Ya le ha pasado algo malo. La desidia gubernamental respecto a la suerte que está corriendo Junior sigue igual. «Aquí algunos mueren por menos. A ver si les toca la conciencia al ver lo que me ha pasado», exclama por teléfono Junior. Él siente que sigue en peligro. Sólo por no haber pedido unos papeles a tiempo, su vida se está viendo en una situación extrema.

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