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Un tubo de 880 metros, 5.450 milímetros de diámetro y 3.700 toneladas de peso

Los defectos hallados en la conducción forzada han obligado a realizar de nuevo miles de soldaduras

Entre octubre de 2014 y agosto de 2015, Iberdrola y Asltom, a quien se adjudicó la construcción de la tubería forzada de la ampliación de Cortes- La Muela y su colocación, analizaron las razones por las que habían saltado las soldaduras «especiales» mientras continuaban ejecutándose el resto de los trabajos previstos. El resultado de estos informes no ha trascendido, aunque Iberdrola exigió plenas garantías sobre los trabajos y que los contratistas asuman íntegramente el coste de la reparación, lo que según algunas fuentes ya ha provocado demandas judiciales cruzadas entre los contratistas.

La tubería, de 880 metros de longitud de acero especial «de alto límite elástico», 5.450 milímetros de diámetro, con espesores de hasta 180 mm y 3.700 toneladas de peso, está encajada en el interior de una caverna artificial excavada en el interior de la Muela de Cortes, con un desnivel de más de 500 metros y una inclinación del 45%, donde los soldadores han estado trabajando en condiciones muy difíciles.

Sin apenas espacio para operar, una humedad del 60% y un «calor extremo»— todas las juntas de soldadura se deben precalentar con resistencias eléctricas a 150 grados y esperar a que baje de 180 grados entre una pasada de soldadura y la siguiente— unas decenas de soldadores han realizado el penoso cometido gracias a trajes refrigerados sin los que es imposible trabajar en «el infierno», según descripción de algunos trabajadores

Tras el análisis de las causas que habían provocado el fallo en las soldaduras, el pasado septiembre Alstom, de acuerdo con Iberdrola, decidió intentar recuperar el tiempo perdido, estableció turnos continuos de trabajo y contrató a decenas de soldadores—el espacio físico de trabajo impide emplear a más— llegados de todas partes de España e incluso desde las obras del Canal de Panamá, ejecutadas por Sacyr. Las pensiones de Cortes de Pallás se llenaron de nuevo gracias a la prolongación temporal de las obras.

Un centenar de trabajadores, además de los de Iberdrola, se han incorporado ya tras el derrumbe. Uno de ellos recordaba ayer la «suerte» que han tenido tras desvelar que el edificio arrasado por las rocas era utilizado, «martes y viernes, para escuchar las charlas sobre seguridad en el trabajo».

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