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El gran antecedente

La tierra ya se movía en Cortes de Pallás

Un deslizamiento registrado en 1988 estuvo a punto de condicionar la construcción del embalse hidroeléctrico

La tierra ya se movía en Cortes de Pallás

Un deslizamiento de tierra capaz de movilizar más de 5 millones de metros cúbicos de tierra y roca estuvo a punto de paralizar la construcción del embalse de Cortes de Pallás en 1988 y de condicionar el futuro de esta población valenciana, actualmente aislada por otro derrumbe, mucho más modesto aunque espectacular por las elevadas pendientes, que ha cortado el acceso al casco urbano.

El «deslizamiento de Cortes» de 1988, situado inmediatamente aguas arriba de la presa de Cortes de Pallás, es conocido internacionalmente, ha sido objeto de múltiples investigaciones y requiere todavía una vigilancia continuada: una cámara de precisión barre cada seis horas seis pilotes situados sobre la ladera que se desliza y sobre la propia presa de Cortes; un ordenador analiza los datos y advierte de cualquier movimiento o anomalía al personal de servicio en la presa y en las oficinas centrales de Iberdrola en Valencia.

El catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña Eduardo Alonso Pérez de Agreda, aseguraba en su discurso sobre «Las catástrofes y el progreso de la Geotécnica», leído en la sesión inaugural de la Real Academia de Ingeniería (2005), que el deslizamiento «no tuvo, afortunadamente, ningún riesgo catastrófico, pero representó un riesgo de invasión rápida del embalse, que debía eliminarse de forma segura, a la vista de la catástrofe de Vaiont, con cuyo deslizamiento„ asegura Alonso, uno de los mayores expertos mundiales en este tipo de episodios„ «mostraba, por otra parte, similitudes interesantes».

El 9 de octubre de 1963, un gigantesco deslizamiento con más de 260 millones de metros cúbicos de bosque, tierra y rocas, invadió el vaso de la presa de Vaiont, provocando una ola de 90 metros de altura tras la que viajaban 50 millones de metros cúbicos de agua. La presa, de arco-gravedad como la de Cortes II, aguantó la ola, pero el torrente de agua acabó con la vida de 2.000 personas.

La apertura de una cantera en la ladera situada en el margen izquierdo del actual embalse, junto a la presa, reactivó un antiguo deslizamiento, que durante algunos meses de 1988 avanzaba a una velocidad media 0,33 milímetros al día y amenazaba con arrojar sobre el embalse 5 millones de metros cúbicos de tierra y rocas.

El descubrimiento provocó la natural alarma entre los técnicos de Hidroeléctrica Española. Tras numerosos sondeos e investigaciones, se adopto la decisión de eliminar 800.000 metros cúbicos de la cuña superior inestable de la montaña en movimiento y trasladarlos para «sobrecargar el pie» situado junto al embalse, según explicó el experto, lo que logró frenar el deslizamiento.

El caso de Arenós

En el embalse de Arenós, en Castelló, el riesgo de deslizamiento de la ladera en la que asienta la población de Cortes de Arenoso ha obligado al Estado a invertir alrededor de 20 millones de euros en la construcción de gigantescos estribos de hormigón que sujetan el promontorio ocupado por las viviendas y la ladera situada enfrente, al otro lado del río Mijares.

Sin embargo, los técnicos que han redactado los proyectos por encargo de la empresa estatal Acuamed creen que es necesario mantener una reserva de embalse vacío con el fin de que pueda encajar eventualmente la ola provocada por el colapso de estas laderas.

En el caso de Arenós, con una presa de escollera como la del antiguo dique de Tous, un vertido de agua por la coronación del cuerpo de presa podría destruirla. Esta salvaguarda hace que el embalse solo pueda almacenar 65 hectómetros cúbicos frente a los 136,9 hm3 para los que fue diseñada.

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