Justo Valverde, ex cuñado del presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, se enteró «por medios de prensa» de que el proyecto estrella del hermano de su ex mujer, el parque temático Terra Mítica, iba a ponerse en marcha y decidió enviar su currículum a la Sociedad Parque Temático de Alicante SA, donde entró a trabajar en noviembre de 1997. Cuando esta sociedad se transformó un año después en Terra Mítica, Valverde, licenciado en Derecho y coronel del Ejército del Aire, fue nombrado director de Contratación y Servicios Generales, según relató en la sexta sesión del juicio del «Caso Terra Mítica», en el que la fiscalía le pide una condena de diez años de prisión.

«¿Quién le propuso para ocupar este puesto de responsabilidad en Terra Mítica?», preguntó la fiscal al ex directivo del Parque Temático. «Supongo que me propuso el comité ejecutivo», respondió de forma lacónica Justo Valverde. «¿Tenía alguna experiencia?», inquirió la representante del Ministerio Fiscal. «Yo creo que sí, tenía alguna experiencia». «¿Alguna?», reaccionó sorprendida la fiscal. «Bueno, bastante experiencia», rectificó.

Aunque la sorpresa de la jornada surgió cuando la fiscal se interesó sobre si Terra Mítica pagaba «facturas sin proyecto previo que no tuvieran el respaldo de un contrato». «Sí, claro», admitió impertérrito Valverde. «¿Y cómo podía suceder eso. Recibía indicaciones?», preguntó la fiscal en medio de la estupefacción de la sala. «Yo no firmaba ninguna factura, pero en una obra hay cosas que reparar y que atender urgentemente. Nadie me daba indicaciones, aquella era una obra inmensa. Se contrataba por fast-track (según iban llegando los proyectos de ejecución, para agilizar) y surgían muchísimos problemas. Muchísimos». Según Valverde estos imprevistos se pagaron mediante facturas que sumaron «unos 190 millones de pesetas, una ínfima parte», según el ex director de Contratación de Terra Mítica, respecto a los 51.000 millones de pesetas que costó la construcción del parque temático. Aunque a preguntas del letrado de otro de los 34 acusados aseguró que sólo el «1% las facturas se pagaron sin contrato» (lo que, a pesar del reducido porcentaje, elevaría este tipo de pagos de los 190 millones a los 510). Valverde justificó que validó estas facturas, sin dudar de ellas, «porque venían avaladas por el departamento técnico» y las empresas responsables de la dirección de obras (Global-Idom y Bobis). Aunque no pudo explicar por qué el acusado Vicente Conesa recepcionaba obras que él mismo ejecutaba como «gerencia de jardinería» (que no existía). Cuando la fiscal le exhibió el abanico de facturas presuntamente falsas (por 73.000 euros para el tratamiento insecticida de un mes, 25 millones de pesetas por el mantenimiento y riego mensual de Terra Mítica o 2 millones por el "Olivo de Atenea) Valverde confirmó que todas estaban avaladas por el sello de su departamento.