La Audiencia Nacional ha rechazado asumir la investigación por el supuesto fraude fiscal de más diez millones de euros con la compraventa de oro porque las pesquisas están muy avanzadas. El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno advierte en un auto de catorce folios que tras casi tres años de investigación en Valencia no tiene sentido trasladar las pesquisas a Madrid cuando están a punto de cerrarse. El magistrado recuerda que ya se ha tomado declaración a «todos los imputados» por lo que no está justificada la inhibición que solicitó en diciembre la titular del juzgado de Instrucción número 12 de Valencia.

La trama tenía su epicentro en Valencia. La causa acumula 175 imputados y una treintena de perjudicados, y ha pivotado sobre la empresa valenciana Oro Direct, que llegó a facturar mil millones al año.

La magistrada instructora, la titular del juzgado de Instrucción número 12 de Valencia, solicitó la inhibición a la Audiencia Nacional tras constatar que el fraude es superior a siete millones (cantidad que marca el cambio de competencia), que presuntamente hay implicados grupos internacionales de delincuentes y que la red actuó en siete provincias españolas.

Sin embargo, el juez Ismael Moreno advierte de que no se «ha pormenorizado suficientemente el importe de las defraudaciones por periodos impositivos y por sujetos pasivos ni tampoco se han concretado las conductas desarrolladas por cada una de las «numerosas personas» supuestamente implicadas en la trama. La magistrada ha continuado realizando pesquisas desde diciembre, según confirmaron fuentes cercanas al proceso.

La investigación se inició en Valencia el 5 de septiembre de 2012 por los presuntos delitos de blanqueo, receptación, fraude fiscal y documental, y las diligencias estuvieron declaradas secretas hasta el año pasado.

La juez de Instrucción ha encontrado indicios de que la red presuntamente se dedicaba a comprar oro incumpliendo la normativa policial del registro y espera para comprobar la procedencia lícita de la mercancía. La trama supuestamente fundía inmediatamente el metal y lo vendía a una sociedad mayorista española que se encargaba de colocarlo en el extranjero.