El ingeniero agrónomo Vicente Conesa, considerado como el presunto jefe de la trama de facturas falsas en Terra Mítica y a quien la Fiscalía solicita 28 años y 7 meses de prisión, admitió ayer que ejerció de «gerente de jardinería» en el parque temático sin serlo. «La gerencia de jardinería legalmente no existe. No hay contrato, ni acuerdo del comité ejecutivo [de Terra Mítica] pero yo firmaba», admitió durante el interrogatorio de la fiscal, que se prolongó desde las 10 hasta las 14.30 horas, aunque con varias interrupciones por problemas con la grabación de la sesión.

Conesa y su empresa C3 Ingeniería de la Construcción y Medio Ambiente SL llegó a Terra Mítica en enero del año 2000 de la mano de la UTE Global-Idom (dirección facultativa del parque) «que me contrató para elaborar el proyecto de jardinería de la zona 1, porque yo era una persona reconocida internacionalmente en el tema del medio ambiente», se ufanó el ingeniero agrónomo. «¿Y dónde está ese proyecto visado por usted?», se interesó la fiscal. Y saltó la primera sorpresa del día. «Visado no está, porque no era necesario en Terra Mítica. Tendría que hacerlo el que jurídicamente lo asumió... No sé dónde está ese proyecto, pero lo podría buscar... No sé por qué no lo he aportado», se excusó ante la sala. «Ha tenido diez años para buscarlo», le espetó la fiscal, en referencia a la larga instrucción del caso. «Lo que no me han pedido [desde el juzgado] no lo he dado», replicó el empresario. Conesa cobró por este primer contrato «unos 25 o 30 millones de pesetas, porque en los proyectos se cobra el 10% del presupuesto que, en este caso ascendía a 1.000 millones» (la zona 1 de jardinería de Terra Mítica).

A partir de esta contratación, Conesa aseguraba que participaba en las reuniones sobre las obras del parque «como asesor de Global-Idom». Y, en una de ellas, celebrada en abril de 2000 «el arquitecto de Terra Mítica, Fernández Cieza, sugiere crear una gerencia de jardinería y me pide que presente una propuesta y un contrato. A partir de ahí, comenzaron a llamarme "gerente", pero yo no cobraba por ese trabajo», explicó el empresario.

A los «tres o cuatro meses» de esta reunión, Terra Mítica decide que «la gerencia de obra y jardinería» la llevaría la consultora Bobis (responsable de la gerencia del proyecto, que busca a Conesa «porque nadie sabía nada de jardinería»), por lo que el empresario siguió ejerciendo de «gerente de jardinería y riego», tal como aparece en decenas de documentos y certificados de obras, donde aparece estampado un sello de esta «gerencia fantasma». No hubo forma de saber quién facilitó ese sello a Conesa. «El sello nos lo dio alguien de Terra Mítica», se escudó el acusado.

Aunque el ingeniero agrónomo acabó siendo juez y parte en las obras de jardinería del parque ya que logró, a través de la UTE Terra Verda, que creó con Luis Batalla SA y Hormigones Martínez SA, el contrato para ejecutar las obras de ajardinamiento y riego de Terra Mítica. Aunque, en calidad de gerente "ficticio" certificaba obras que ejecutaba la empresa participada por él. «No hay ningún problema. Es de uso común que se adjudique el proyecto, la dirección de obra y la obra a una misma empresa. En el mundo de las obras y, a toda celeridad cómo íbamos... Usted no sabe como era ésto».

Conesa se escudó en que «todas las obras están hechas y así lo demuestro en un peritaje que he aportado a la causa, elaborado por profesores de la Universidad Politécnica de Valencia», explicó durante su interrogatorio. Aunque la fiscal le puntualizó que «el problema ha sido que se ha facturado dos o tres veces por el mismo trabajo». También justificó que él «no era nada. No tenía poder para firmar facturas y contratos, ni digo páguese o no páguese».

El ingeniero agrónomo, que se ufanó de haber «participado en las obras de los jardines del Túria de Valencia con Bofill y en la Expo de Sevilla» aseguró que ejercía de «fedatario de dos cosas en las facturas: cuando las enviaban los constructores veíamos si los precios estaban de acuerdo con los contratos y los precios pactados con Terra Mítica y comprobábamos que las mediciones eran las que había aportado la UTE Terra Control, (la que inspeccionaba el control cualitativo y cuantitativo de la obra) Si cumplían se certificaba», detalló.

Las obras de jardinería que debía ejecutar la UTE Terra Verda se subcontrataron en las mercantiles Sedesa Conservaciones, Hormigones Martínez, Tecoma, Dinámica Medioambiental SA, Vivers Centre Verd SA, Delta Agrícola y C3 Ingeniería (algunas de ellas acusadas de presentar facturas falsas). «¿Controlaba usted que los trabajadores fueran legales?», se interesó la fiscal. «A la velocidad que íbamos sólo faltaba que fuera pidiendo los TC1 y TC2... Plantábamos plantas a las cuatro o cinco de la mañana con luz artificial», justificó el ingeniero agrónomo, cuyo interrogatorio continuará hoy.