Esquerra Unida abrió ayer el foco de su denuncia de una presunta corrupción generalizada en la gestión del dinero público en la diputación y específicamente en la empresa pública Imelsa. La diputada provincial Rosa Pérez reveló que su denuncia de julio de 2014 ante la Fiscalía Anticorrupción incluye gastos por 72.617 euros realizados durante cuatro años (2004 a 2007) por el entonces diputado de Turismo, Antonio García Serra, con la «tarjeta black» —dijo— de la que disfrutaba con cargo a Imelsa.

La Visa para gastos de representación de Imelsa —Terra i Mar dependía entonces de la empresa pública— fue utilizada por el también alcalde de Ròtova para pagar 12.500 euros en comidas y cenas «en el bar de su hermano, el Bar Toni», en alusión a la Venta Toni, un restaurante de carretera muy conocido en la comarca de la Safor y cuya propiedad fue posteriormente traspasada. Rosa Pérez culpó al entonces gerente de Imelsa Rafael Soler —estuvo de gerente y actualmente vuelve a serlo tras sustituir a Benavent el pasado mes de enero— de «mostrar una gran permisividad con los caprichos» de algunos diputados. «No tenemos ninguna confianza en el nuevo gerente», reiteró Rosa Pérez.

«Hoteles de lujo, comidas y cenas, gastos en El Corte Inglés, en tiendas de ropa en Milán, en entradas para espectáculos y musicales en Madrid, miles de euros en viajes, comidas cenas —meses de vacaciones en los que se gastaban 900 euros— y regalos en tiendas de tatuajes». Todo esto tuvo cabida en esos 72.600 euros, 19.422 de los cuales corresponden a gastos realizados en los primeros siete meses de 2007 y 7.000 en su último mes y medio como diputado, según EU.

Al margen de esa tarjeta, la diputada aludió a una factura de «3.000 euros en trajes de lujo que se facturaron a Imelsa bajo el epígrafe de material promocional para turismo». El candidato de EU a la Generalitat, Ignacio Blanco, habló ayer de una «trama organizada que conecta muchas irregularidades, muchos escándalos, y actuaciones personales».

El exdiputado García Serra explicó a este diario que los trajes adquiridos «no eran para mí ni los compre yo», pero que para evitar suspicacias, vino a decir, devolvió el dinero cuando lo avisaron de la existencia de esa factura en la empresa. No quiso dar más detalles del «gol que me metieron» [sic] y se comprometió a ofrecer explicaciones en rueda de prensa cuando tenga, dijo, toda documentación recopilada. Sobre el gasto realizado en el bar de su hermano en Ròtova indicó que fueron comidas «de representación y profesionales, con touroperadores...». Reiteró que no sabe a cuánto ascenderán los gastos totales de esa tarjeta, pero que ahí cargó «los gastos normales de restaurantes u hoteles cuando asistes a ferias de turismo por el mundo; comes con gente...».

El gerente de Imelsa, Rafael Soler, defendió que el gasto «no es descabellado» y está «justificado». «Todos los años se celebran cuatro ferias internacionales, lo que sale a 16 eventos durante dicho período», sostuvo el gerente.