Aprender de la desfeta. No de la de Almansa, sino de la del «modelo social, económico, cultural y lingüístico fracasado» de los últimos 20 años de gobierno del PP. Fue el mensaje central de Acció Cultural del País Valencià (ACPV), la entidad organizadora de la tradicional marcha del 25 d´Abril que se ha convertido en una de las citas anuales de la izquierda nacionalista valenciana para reivindicar el cambio político y que suele contar con el apoyo de los partidos. Ayer, sin embargo, en víspera electoral, algunos se volcaron mientras otros decretaron orden de alejamiento contra una cita a la que el PP se acoge como munición «anticatalanista».

El PSPV no fue. De hecho, su candidato Ximo Puig estuvo en los Moros i Cristians de Alcoi, como hizo Fabra. Por Compromís acudieron el candidato por Valencia, Joan Ribó, el diputado en Madrid, Joan Baldoví, o el diputado en las Corts Fran Ferri. Ni rastro de Enric Morera o la candidata a la Generalitat, Mònica Oltra. De Podemos asistió su líder y candidato, Antonio Montiel, pero su partido no sacó la pancarta. A un mes de las elecciones, casi nadie quiso devolver la identidad al primer plano.

Fue Esquerra Unida quien se volcó en la cita con la mayoría de sus cargos y candidatos. Ayer, además, se estrenaba su coalición de izquierda con la ERPV de Agustí Cerdà, Els Verds de Joan Francesc Peris y Alternativa Socialista. «Estamos a un mes para el cambio. Falta convicción de autogobierno. Fabra es un gobernador civil. Madrid lo puso y a Madrid sirve. Hoy reivindicamos los derechos del presente y luchamos por los del futuro», proclamó el candidato Ignacio Blanco, que llamó a defender la «lengua, cultura, identidad y el autogobierno» valencianos.

Miles de personas acudieron acudieron a la marcha festiva bajo el lema «Comença el futur». «Invitamos a los valencianos a aprender de los errores cometidos en los últimos 25 años. No puede repetirse esta historia de errores», señalaba en la cabecera el coordinador de ACPV, Toni Gisbert. «Celebramos la llegada del cambio, pero llamamos a la responsabilidad de los valencianos para que no se vuelvan a equivocar», reclamó.

Entre los convocantes, la Federación de Bandas de Música, Salvem el Cabanyal, los sindicatos o Ca Revolta. Así como colectivos como los iaioflautas, los extrabajadores de RTVV o federaciones de padres de alumnos. Desde Escola Valenciana, Vicent Moreno, aseguró: «No vamos a permitir que ningún pueblo se quede sin enseñanza en valenciano. Si el nuevo gobierno nos quiere escuchar debería replantear los conciertos».

Fueron los mensajes de un 25 d´Abril en el que la cercanía electoral condicionaba la lectura de cada gesto, como el cariñoso saludo entre Antonio Montiel y Fran Ferri a un par de metros de la comitiva de EU. Eso sí, no faltó el despliegue de la iconografía habitual. Varios grupos de muixeranga abrían una marcha de miles de personas en la que el tabalet i la dolçaina interpretaban desde la omnipresente l´Estaca al BelaChao, uno de los nuevos himnos indignados, sin faltar el Cant dels Maulets o la manta al coll. Tampoco faltaron los versos de Estellés impresos en pancartas y camisetas o la mercadotecnia del 300 aniversario de la derrota de Almansa, que se conmemoró hace cinco años.

Como cada año, la marcha fue un desfile de todas las izquierdas de Valencia, en su amplia gama de tonos, desde los ecosocialistas de Compromís hasta la esquerra independista y comunistas de diferentes procedencias.