Este mes se cumplen dos años de la muerte de Alpha Pam, un joven senegalés de 28 años que falleció en Mallorca a causa de la tuberculosis que padecía al no ser atendido por no tener tarjeta sanitaria. El fin de la sanidad universal, sin embargo, no solo afectó a los inmigrantes en España, sino también a los emigrantes españoles. Así lo denuncian los colectivos Marea Granate y Yo sí Sanidad Universal, quienes relatan que ahora son muchos los exiliados patrios que sienten el acecho del caso de Pam. También les puede pasar a ellos.

El Real Decreto 16/2012 que limitó el derecho a la sanidad universal „del que se cumplen ahora tres años„ ligó la asistencia sanitaria a la situación laboral, económica y administrativa de las personas, «cambiando así el modelo sanitario de nuestro país», reivindican los colectivos. Hace pocos días emprendieron una campaña de visibilización y denuncia de la situación que padecen miles de afectados.

Según los últimos datos del censo de extranjeros, más de 110.000 valencianos se han marchado de la «terreta» en busca de un futuro mejor. Los que no tengan un contrato indefinido en el país que les ha acogido tras pasar allí 90 días, pueden verse en situaciones difíciles, a merced de la ley sanitaria que rija allí (que puede que les cubra si son desempleados o puede que no). Raquel, desde Dublín, cuenta: «Sólo puedo enfermar tres meses al año, la duración de mi certificado. España me deniega la Tarjeta Sanitaria Europea y no reembolsa las facturas».

Esta joven salió en febrero de 2013 de España, con tarjeta sanitaria europea por aquel entonces, cuenta a través de Marea Granate. En 2014 su tarjeta ya había caducado, así que, en un país en el que no existe la sanidad universal, estaba desprotegida. «Esta vez tuve que acudir de urgencias al hospital, y nada más llegar a la ventanilla de registro, y después de comprobar que mi Tarjeta Sanitaria Europea estaba caducada, me entregaron una factura de 100 euros. Incluso antes de ser atendida, sin trabajo y con pocos ahorros, me vi con una deuda de 100? en la mano por cometer el error de ponerme enferma», narra.

En castellano y caduco

«De forma sistemática, el gobierno español, a todos los españoles que emigran, nos da un Certificado Provisional Sustitutorio, en lugar de una Tarjeta Sanitaria Europea, tal y como obliga la directiva comunitaria», denuncian desde las plataformas. La opción que les da el ejecutivo de Rajoy es ese certificado que sólo se puede pedir una vez al año y cubre solo tres meses de garantía, mientras que la tarjeta tiene una vigencia de dos años.

Así, ambos colectivos denuncian las «trabas» que el sistema pone para obtener de nuevo la tarjeta sanitaria española. «Tienes que demostrar que no tienes trabajo en ningún otro país y que cotizas menos de 100.000 euros al año», relatan.

Los problemas no cesan con ese certificado sustitutorio, ya que se trata de un documento en castellano, «que no tiene ni siquiera un número de identificación como documento internacional, con lo cual no es reconocible». «Estos papeles nos crean problemas porque muchas veces cuando lo ven [en el centro de salud] nos dicen directamente que no nos atienden, también nos piden traducciones juradas para reconocerlos, e incluso, conocemos casos de emigrantes a los que les han dicho en sus países que como España no paga los acuerdo internacionales que tienen, y entonces le cargan el gasto médico a la persona que ha emigrado», lamentan.

Los inconvenientes traspasan las fronteras comunitarias. El colectivo de expatriados españoles no deja de recibir testimonios de casos de todo el mundo.