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Escándalo en la diputación

Imelsa usaba dos pisos secretos para gestionar los expedientes más sensibles

La empresa pública abonó más de 30.000 euros por el alquiler de los inmuebles en Valencia, que se hallan sobre una agencia de detectives - Sólo dos trabajadores de confianza de Marcos Benavent y originarios de Xàtiva tenían acceso a las oficinas

Imelsa usaba dos pisos secretos para gestionar los expedientes más sensibles

La empresa pública Imelsa, dependiente de la Diputación de Valencia e investigada por graves delitos de corrupción, tuvo entre 2008 y 2010 una sede secreta desde donde se gestionaban los expedientes sensibles, sobre todo los vinculados con el montaje del césped artificial en decenas de campos de fútbol de la provincia, uno de los proyectos estrella del presidente de la institución, Alfonso Rus. Justo debajo de los inmuebles diáfanos se encontraba una agencia de detectives, una actividad que interesaba mucho al exgerente en paradero desconocido Marcos Benavent, que llegó a espiar a sus trabajadores.

Los pisos secretos son propiedad de Pedro Gómez-Zurdo, hermano del administrador de la agencia de detectives en 2010, que falleció hace varios años. El inmueble está en un enclave privilegiado, en la calle Zapateros número 20 de Valencia, justo detrás de la sede de Imelsa y con vistas a las Corts Valencianes, institución a la que Marcos Benavent también intentó espiar, según fuentes conocedoras de las operación del exgerente.

El contrato de alquiler tuvo vigencia desde abril de 2008 a abril de 2010 y, según ha podido saber este periódico, el montante abonado podría superar los 30.000 euros. Un precio bastante acorde a la zona donde está ubicado. Cabe recordar que el piso se encuentra cerca de las torres de Serranos y fue reformado no hace muchos años. Su propietario negó cualquier relación con Benavent y afirmó que es «casualidad» la presencia de la agencia de detectives debajo de los pisos secretos de Imelsa y el interés del expolítico de Xàtiva ahora fugado.

Fuentes internas de Imelsa explicaron que en estos pisos trabajaron durante dos años dos empleados de la empresa pública, un hombre y una mujer naturales de Xàtiva. Casi nadie en la empresa conocía de la existencia de este inmueble secreto pagado con dinero público y cuya principal razón era evitar los controles del edificio principal, donde trabajan decenas de personas. De hecho, en estos momentos no queda ningún rastro del paso de la sociedad dependiente de la Diputación de Valencia por este edificio y en su día tampoco se colocaron carteles distintivos, según la mismas fuentes de la empresa pública. El propietario también confirmó que no se colocaron rótulos de Imelsa y que a él sólo le dijeron que trabajarían «dos arquitectos» de la diputación. Pocas personas para dos pisos diáfanos de unos 50 metros cuadrados y unidos con una escalera de caracol. Pedro Gómez-Zurdo explicó que en la actualidad no queda ningún documento en los inmuebles, que dejaron de estar arrendados en abril de 2010. Un mes después, la agencia de detectives cambiaba de titularidad.

Llama la atención que se alquilaran dos pisos para que trabajaran sólo dos personas, aunque tampoco extraña por el material sensible que manejaron, según fuentes conocedoras del operativo. Ni los propios compañeros sabían de la existencia del piso ni la ubicación de estos dos trabajadores. Cabe recordar que la documentación que trabajaron estos dos empleados públicos fue la que ahora investiga bajo secreto un juzgado de Valencia tras una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción que partió de unas pesquisas iniciales de Esquerra Unidad del País Valencià (EUPV).

Los dos técnicos de Xàtiva prácticamente no tenían relación con el resto de sus compañeros y dependían directamente de Marcos Benavent. El hecho de que ambos trabajadores fueran de Xàtiva pone todavía más el foco en el municipio del que es alcalde el presidente de la diputación Alfonso Rus.

Espionaje político

Las vinculaciones de agencias de detectives privados y espionaje han sido una tónica en este escándalo de corrupción. Benavent, según explican algunos de sus conocidos, estaba obsesionado con la seguridad y con el seguimiento de personas. Los trabajadores de la empresa pública fueron uno de sus objetivos, aunque los más clamoroso de la investigación son las cintas de diez horas de duración en las que aparece el propio presidente de la diputación Alfonso Rus.

Benavent habría grabado conversaciones telefónicas y reuniones con políticos y cargos públicos del PP valenciano. No era difícil verlo mostrando dispositivos de seguimiento o inhibidores de señal para realizar contraespionaje y así evitar que le grabaran, como sí que hizo el exgerente. En estos momentos, las cintas están en manos de la Fiscalía Anticorrupción, después de que fueran entregadas por la diputada de EUPV en la diputación Rosa Pérez Garijo.

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