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Sanidad

Más de 500.000 pacientes reconocen que no pueden pagar los medicamentos

La C. Valenciana se sitúa a la cabeza de España en afectados por el copago - "Me preguntan cada día si no hay nada más barato", explican los médicos.

Más de 500.000 pacientes reconocen que no pueden pagar los medicamentos

Desde que se impuso el copago farmacéutico, distintas voces dentro del mundo sanitario alzaron la voz alertando de que el decreto podría excluir a miles de pacientes del suministro de medicamentos. El CIS y el Ministerio de Sanidad le ponen cifra a esa exclusión. El 10,4 % de los valencianos asegura que ha dejado de comprarse fármacos por no poder pagarlos. Extrapolado a los datos de población de la Comunitat Valenciana, serían más de 500.000 los pacientes que no han tomado su medicación prescrita por no poder afrontarlo económicamente.

La valenciana se sitúa así a la cabeza de las comunidades autónomas con más personas afectadas por el copago. Le sigue Canarias, con un 9,9 % , y Baleares, con un 5,92 %. «Habitualmente ya había gente que no sacaba lo prescrito, por razones personales, por no creer en el tratamiento, etc., Pero la cifra ha subido drásticamente desde la entrada en vigor del decreto», explica a Levante-EMV Andrés Cánovas, presidente del Sindicato Médico de la Comunitat Valenciana. La pregunta del Barómetro Sanitario del Ministerio de Sanidad (publicado el verano pasado), sin embargo, es muy directa: «En los últimos doce meses ¿ha dejado de tomar algún medicamento recetado por un/a médico/a de la sanidad pública porque era muy caro?». Es la primera vez que este macrosondeo anual indaga sobre este asunto en concreto; por lo tanto, la cifra responde únicamente a ese factor y no a otros.

«Todos los días oigo en la consulta: 'doctor Cánovas, ¿no hay otra cosa más barata?'», lamenta el presidente del sindicato. «Y no me pasa solo a mí. Son muchos los profesionales que cada día ven cómo decenas de pacientes no van a poder comprar las medicinas que les recetan», declara.

«Se trata sobre todo de pensionistas y familias con hijos que lo están pasando muy mal», relata el médico pediatra, aunque también se dan casos de trabajadores con sueldo medio a los que se les aplica un copago de hasta el 60 % en sus medicinas. En el caso de Cánovas, ha detectado que los fármacos que más problemas causan a los bolsillos de los pacientes son los antiepilépticos, los que tratan déficit de atención y los destinados a niños con parálisis cerebral.

«Los medicamentos para epilepsia, diabetes o infartos, entre otros, son los más caros. Pueden costar entre los 40 y los 100 euros al mes. Entiendo que para mucha gente en este momento ese dinero es mucho», señala Cánovas.

Vuelta de un fármaco de 60 años

Una de las consecuencias del copago farmacéutico es, por ejemplo, la vuelta de algunos productos que parecían ya estar obsoletos. «Hay uno que trata el déficit de atención, que prácticamente había desaparecido y ahora está otra vez extendiéndose. Llevaba más de 60 años en el mercado. Sus efectos son los mismos que los fármacos actuales, solo que duran menos y es mucho más económico. Así, cada vez se dan más casos de padres que les toca ir a mitad mañana al colegio a suministrar la medicina barata al niño, porque solo dura 4 horas», expone el presidente del sindicato.

Los genéricos tampoco son una opción. «Estamos muy equivocados. Hace unos años sí que eran más baratos, pero a día de hoy ya no», asegura Cánovas. Alternativa, por lo tanto, los médicos de cabecera y especialistas no encuentran. «¿Qué podemos hacer cuando un paciente nos dice que no puede pagarse el tratamiento?», se pregunta el pediatra, sin obtener respuesta.

Uno de los principales problemas es que precisamente dejan de tomarse los medicamentos caros que podrían evitar recaídas de enfermedades graves, como los infartos. «Esto aumentaría el gasto sanitario a la larga, o sea que no se está ahorrando nada», indican otras fuentes médicas. Recientemente se ha publicado un caso de un reinfartado, que volvió a padecer la afección al no poder comprarse el fármaco para controlarlo. A pesar de que la Comunitat Valenciana es la primera de España en pacientes en esta situación, los sanitarios están convencido de que podrían ser más. «Las encuestas son un engaño. Seguro que la cifra es mayor, estoy convencido», asegura Cánovas, quien ve pasar día tras día por su consulta multitud de casos de este tipo.

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