La Asociación Proyecto Gran Simio ha calificado de «negligente» la gestión de los responsables del Bioparc Valencia, «al forzar la separación del único grupo de chimpancés que habitaba en el parque. Según PGS, el traslado se ha debido «a motivos estrictamente comerciales», ya que la reproducción de crías „ sostiene„, «atrae más al público». Denuncian incluso que se somete a los grandes simios a «una ruptura forzada de los lazos familiares para obligarles a reproducirse, que se convierten en prácticas de explotación sexual que vulneran sus derechos elementales y básicos». La política de Bioparc, explicada cada vez que realizan un intercambio de animales, obedece «al objetivo de preservación de la especie». Junto con la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), que persigue la educación, investigación y conservación, se prima «el bienestar del individuo» por las relaciones sociales que establecen los primates.

Gran Simio relata que la familia de chimpancés formada por Miranda, Chispi, Kate y M (hembras); la cría Kymbo y el macho Napoleón han sido disgregados por distintos zoológicos de Fuengirola, Hungría y Madrid sin facilitar las informaciones adecuadas al respecto. Inciden en que con esta manera de proceder se han roto los vínculos afectivos del clan, del que Mirinda es la madre de todos a excepción del macho. «El grupo al que nos referimos no puede ser usado para reproducción», aseveran. La teoría que mantienen habla de una superpoblación de la subespecie Pan troglotytes troglodytes, a la que pertenecen todas las hembras mencionadas, «debido a la explotación sexual que se ha llevado a cabo con fines reproductivos». Lo que se pretende promover, reiteran, «es la reproducción de otras subespecies como la que pertenece Napoleón, que es Pan troglotytes verus, al que también se ha separado».

El «modus operandi» de Bioparc, siempre de acuerdo con la EAZA, es el de atender a la reserva genética „ por si determinadas especies desaparecen en la naturaleza„, gestionar poblaciones y perseguir el bienestar de los primates para «minimizar y tratar de evitar» el estrés emocional que pudiera generarse «por un traslado que nunca se hace de forma arbitraria». «Van siempre acompañados por otro conocido, y además se busca la compatibilidad de caracteres», argumentan, para recordar acto seguido que se les hace «un seguimiento» para comprobar su evolución. Desde el parque valenciano se apela a la responsabilidad para con el planeta y se descarta entrar en una espiral de confrontaciones con Gran Simio, quien reclama la paralización de movimientos entre zoos, transparencia y mayor implicación de los primatólogos.