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Compañera fiel

"Cleo me salvó la vida"

Una familia de Valencia contrata un espacio en el periódico para rendir homenaje a la perra que le acompañó en uno de los momentos más decisivos de su existencia

­El pasado miércoles muchos lectores de Levante-EMV esbozaron una cariñosa sonrisa al encontrar en las páginas de cultura lo que parecía una esquela dedicada a una perrita. Cleo falleció el martes tras una larga enfermedad y su dueña, María Jesús Prósper, la despidió con todo el dolor del mundo después de compartir con ella algunos de los momentos más importantes de su vida. Su hermano Juan Carlos decidió darle una sorpresa y sin que María Jesús lo supiese, contrató un anuncio en el periódico para homenajear a la mascota. María Jesús no pudo evitar las lágrimas al día siguiente. Le encantó el detalle y asegura que, «aunque parezca una tontería, lo interpreté como una señal de que, allá donde esté, ella debe estar bien».

María Jesús explica que Cleo fue muy importante en su vida. «Era una perrita que la recogieron en la calle y la llevaron a la protectora de Torrent . Mis padres la adoptaron hace 15 años, y hace unos seis o siete años mi padre enfermó y me llevé a Cleo a mi casa. Desde entonces empezó una nueva vida para ella, porque en casa de mis padres no hacía nada y conmigo no ha parado de viajar. En aquel tiempo vivía sola, fue un momento complicado y Cleo en cierta manera me salvó la vida. Ha sido mi compañera en todo momento, ha sido mi vida», cuenta emocionada María Jesús.

Cleo era una perra cruzada con rasgos de Grifón, pequeñita y de apenas seis kilos. Su tamaño la convirtió en la compañera inseparable de María Jesús en innumerables aventuras. «Me la llevaba a todas partes, era una perra viajera. Con ella hemos descendido el Barranc de l´Infern o ascendimos el Mulhacén, aunque en honor a la verdad la llevaba en mi mochila porque era muy vaga», sonríe María Jesús recordando la historia.

La relación entre María Jesús y Cleo era tan estrecha que hasta se la llevaba a cenar con ella. «Sí, entraba conmigo a los restaurantes y la verdad es que nunca me han puesto pegas porque era muy buena. A Cleo le encantaba ir de bares conmigo», asegura. La perrita, además, desarrolló habilidades especiales y realmente curiosas. «Era capaz de distinguir entre el café normal y el descafeinado. Mis padres desde pequeña le daban café con magdalenas y si le ponías descafeinado no lo quería. Era muy lista», recuerda.

Un final digno

Su fiel compañera enfermó y cada vez podía salir menos de casa. «Cleo sufría una cardiopatía y tenía insuficiencia renal. Estaba muy malita, aunque ella no ha sufrido mucho. De hecho, nunca ha estado sola. Yo trabajo en un hospital y como voy a turnos, la familia y los amigos se han relevado para cuidarla. Cleo podría haber vivido más, pero el martes pasado decidí llevarla al veterinario para que tuviera un final digno. Creo que hice lo mejor para ella y en ese sentido no fui nada egoísta porque quería lo mejor para ella», sostiene su propietaria.

María Jesús quiere llevar todas las pertenencias de Cleo a la protectora «para que otros animales disfruten de sus juguetes» y no se plantea tener otra mascota: «De momento no, esto ha sido un trago muy duro, aunque estoy feliz porque sé que Cleo ha tenido una vida buena y un final digno».

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