Los ayuntamientos valencianos inauguraron ayer una nueva era. El mapa abrumadoramente azul de 2011 se convierte hoy en una paleta multicolor dominada por las tonalidades de izquierda. Primera clave, la más evidente: el PP lo ha perdido todo. No gobierna casi ninguna ciudad de más de 20.000 habitantes, ni siquiera es el partido con más alcaldías. Salvo contadas excepciones, se convierte en un partido «rural» tras el asalto urbano de la izquierda.

Segundo titular: el PSPV, que sigue en caída libre electoral, se encuentra sin embargo con un poder municipal considerable: 226 alcaldías, el partido con mayor número de municipios. Tercer argumento de análisis: esa nueva «hegemonía» socialista se sostiene en una política de pactos en que Compromís se sitúa cualitativamente de tú a tú y ejercerá un papel de control. Suyo es el cap i casal, así como otros 90 municipios. Son socios necesarios en casi todas las ciudades importantes.

Es la nueva era de los pactos. Las mayorías absolutas, que en 2011 se hicieron con el 80% de los municipios, incluidas todas las grandes ciudades, hoy no llegan ni al 60%, y siempre en áreas rurales. Las urbes son hoy territorios de necesario acuerdo, que pivotan sobre la unión de intereses de PSPV y Compromís, apuntalada por EU y los hologramas locales de Podemos. Atención a este dato que condicionará la gobernabilidad local esta legislatura, sobre todo su arranque con la vista en las Generales. En la izquierda ya ha empezado la carrera por el supremacía en 2019.

Hubo en tiempo en que el PP ganaba hasta en la lotería. Han sido 25 años de hegemonía construida por etapas. Primero, las alcaldías de las grandes capitales, con Valencia como buque insignia para dar la bienvenida a los 90; luego, la Generalitat. Finalmente, los conservadores asaltaron incluso los feudos históricos socialistas, como el cinturón rojo de Valencia o Gandia. Apenas alguna aldea gala roja, como Morella o Quart, resistió al tsunami popular. Sin embargo, todo el poder acumulado durante 25 años se vino abajo el histórico 24 de mayo. En dos fases. Primer golpe, las urnas, que le privaron de la mitad de sus mayorías absolutas (de 302 a 151); segundo golpe, los pactos de izquierda que ayer le arrebataron al PP todo su poder municipal.

No hay una alternancia clara PP-PSPV, pero pese al enésimo bajón electoral de los socialistas, la fragmentación y la política de pactos le convierten en el nuevo dominador de la escena local. Eso sí, el cap i casal es de Compromís. El bloque de izquierda acumula desde hoy 328 alcaldías (PSPV: 226; Compromís: 90; EU: 12), justo el doble que el PP, 164.

Los conservadores lo ha perdido casi todo. Las tres capitales de provincia y Elx pasan a la izquierda merced a pactos PSPV-Compromís-Podemos/Esquerra Unida. En Valencia lo liderará Joan Ribó; en Alicante, Castelló y Elx los socialistas Gabriel Echávarri, Amparo Marco y Carlos González. Desaparecen también los populares de todas las ciudades de más de 50.000 habitantes salvo Orihuela y Benidorm, donde el PP recupera la alcaldía y gobernarán en minoría gracias a la abstención de Ciudadanos.

Así estaba en 2011 y así queda el mapa del poder municipal en la C. Valenciana

Todas las demás grandes ciudades pasan al nuevo bloque de izquierda merced a acuerdos, o permanecen bajo signo socialista: Torrevieja (Los Verdes), Sagunt (Compromís), Torrent (PSPV), Paterna (PSPV), Gandia (PSPV), Sant Vicent (PSPV), Elda (PSPV), Vila-real (PSPV) y Alcoi (PSPV).

Algo parecido ocurre en las capitales de comarca: el PP pierde Alzira (Compromís), Xàtiva (PSPV), Llíria (PSPV), Dénia (PSPV) y Chelva (EU). En realidad, pierde casi todas las ciudades medianas. Su falta de aliados le deja fuera de las ciudades de más de 20.000 habitantes. Benicàssim o Alfafar son ahora algunos de los referentes populares.

La izquierda deja gobernar al PP

Pese a la tensión en las negociaciones por la Generalitat, finalmente hubo entente local entre socialistas y la coalición de Mònica Oltra y Enric Morera. En algunos casos, a pocos minutos del pleno. Se reparten casi todas las ciudades en las que el PP fue el más votado. Habrá pactos de alternancia y compartirán la alcaldías durante el mandato en Xirivella, Massamagrell o Sedaví. Eso sí, en casos como Moncofa (la Plana Baixa) o Montaverner (Vall d´Albaida), la falta de acuerdo ha dejado gobernar al PP en minoría.

En cuanto al resto de partidos, Esquerra Unida ha hecho un botín pese a la caída de votos: 13 alcaldías, casi todas pequeñas, frente a las cuatro de la legislatura anterior. Es la paradoja de la fragmentación del mercado electoral. Gobernará durante dos años (en alternancia con el PSPV) en Buñol y Chelva.

Ciudadanos, por su parte, ha convertido sus 223.000 votos en nueve alcaldías, como Gátova y Cofrentes. Poco rédito en relación a su amplia proyección estatal. No toca poder; tampoco tendrá desgaste. Es el único aliado del PP, al permitir su investidura en Orihuela o Benidorm. Pero no se convierte en su muleta: apoya gobiernos del PSPV en Gandia o la Vila Joiosa. En cuanto a Podemos, sus aliados locales no se han hecho con alcaldías, salvo en Vinaròs. Aunque ha sido decisivo para el cambio en Valencia o Sagunt, donde entrará en los gobiernos.