El horizonte de las generales sirvió ayer como decorado a la intervención del líder de Podemos, Antonio Montiel, quien en las 48 últimas horas antes de la investidura de Ximo Puig le dio una mano más de pintura a la línea que separa estar dentro o quedarse fuera del Consell. Al decálogo que consiguió adjuntar al Acord del Botànic el miércoles para que lo asumieran socialistas y Compromís, ayer abundó en nuevas exigencias al Consell de Puig. Entre ellas la «refundación de RTVV», alejada del modelo en liquidación, o la necesidad de un plan integral contra la violencia de género. «Diguem sí» a la investidura pero «no de cualquier manera, no un cheque en blanco». Tanto que para visualizar ese apoyo «muy crítico» sorprendió al anunciar que el de Morella sólo tendría solo 8 de los 13 votos de Podemos. Los justos y necesarios para salir elegido por mayoría absoluta. Ni uno más.

En los cinco minutos de receso antes de la votación, Ximo Puig salió disparado para comprobar que en la bancada podemista tenían claro quién votaba qué porque la aritmética no daba margen de error. Entre las cinco abstenciones se contaron las del propio Montiel, Llum Quiñonero y César Jiménez, los tres cabezas de lista. El apoyo de Podemos es, además de crítico, «condicionado» al cumplimiento de unos acuerdos que serán supervisados en la comisión de seguimiento del pacto. «No será un Consell paralelo», quiso aclarar. Con todo, para tranquilidad general matizó: «No venimos a romper nada, ni a pegar-li foc a la barraca, somos gente responsable que tiene sentido la prudencia».

En su intervención, íntegramente en valenciano, reivindicó el papel de Podemos en la demolición de la hegemonía del bipartidismo (ha perdido 730.543 votos, recordó) y en el entierro del «régimen de las mayorías absolutas». «Habrá un recorte de privilegios, de asesores y de gastos de la mal llamada clase política y eso se hará porque existe Podemos. Perdonen la inmodestia, pero hace un par de años nadie hablaba de rescate ciudadano, parecía imposible», reivindicó desde la tribuna, mientras la diputada Mònica Oltra (Compromís) se retorcía en el escaño.

Estopa para el PSOE

El síndic de Podemos proclamó el talante «rebelde, plebeyo» de un partido que ha nacido, dijo, «como herramienta de los de la calle», que ha «dado expresión», subrayó, al sentimiento de la gente del 15M o a las ILP per l'Horta o por la reapertura de RTVV o la oposición a la ZAL en la Punta. En su reparto de estopa al PP por tratar «de forma indecente» a El Cabanyal o a las víctimas del Metro, tuvo también un aparte para afearle al PSOE su reforma del 135 de la Constitución con «nocturnidad y alevosía».