Una orquesta de jóvenes y robots emprende su gira musical por la galaxia y durante el viaje surge una historia de amor: una de las chicas y un robot se enamoran. Este es el cuento del espectáculo musical que lleva por nombre El sueño de Carlis, del compositor valenciano Miquel Carrión, donde, a pesar de que sus integrantes no viajen por la espacio exterior, sí que comparten escenario humanos y robots, aunque de momento en la unión musical solo cuentan con uno.

Se trata de un robot diseñado por investigadores de la Universitat Politècnica de Valencia (UPV), cuyo objetivo principal es ayudar a los alumnos de música a aprender la postura corporal correcta a la hora de tocar el violín. Para conseguir la máxima calidad con este instrumento es necesario adquirir una buena posición de espalda, hombros y brazos.

Ya aprendida la postura correcta durante el curso, el profesor de la escuela de música que integró al robot, Agustín Jiménez, decidió como colofón final que su nuevo ayudante formara también parte de sus conciertos. Hace un par de semanas fue su estreno y hoy tocará a las ocho de la tarde en la sala la Rambleta en Valencia.

El proyecto tiene como finalidad aunar música y tecnología, ya que la incorporación de este curioso miembro llama especialmente la atención de los más pequeños . «Mi hija toca el violín y al profesor se le ocurrió la idea de aprovechar los robots en las clases de música para enseñarle a los niños las posturas correctas a la hora de tocar este instrumento» cuenta Marina Vallés, investigadora del Instituto AI2 d la UPV y madre de una de las alumnas.

Ahora, el robot está integrado junto con el resto de músicos y durante el concierto participa igual que lo hace el resto, aunque no toca el violín, pero sí realiza los movimientos. « El robot tiene tres dedos y no puede tocar las cuerdas del violín. Además su tamaño es demasiado pequeño, pero su función es que los niños le enseñen al robot dónde tiene que ubicar los dedos en cada una de las cuerdas, le coloquen la postura de los brazos y luego sirve de modelo durante la obra», asegura Vallés. La intervención en el espectáculo en vivo planteaba un aspecto difícil, ya que un concierto en directo no siempre se ejecuta de la misma manera. La duración de la obra es aproximadamente de una hora y, durante la misma, hay momentos en los que narran y no toca nadie, u otros en los que solo tocan los chelos, los instrumentos de viento o el piano.

El robot humanoide en concreto, según explicó Vallés, ha de tocar la partitura correspondiente a un primer violín. Para lograrlo, el trabajo previo con el robot consistió en dividir la partitura (unas 24 páginas) en las partes correspondientes a los trozos en los que el robot tenía que tocar de manera seguida y usando como delimitador los silencios de los compases. «Una vez hecho esto, el siguiente paso consistió en analizar los tempos de las partituras para traducirlos en duración del movimiento del brazo del robot que sujeta el arco», describe.

Según Vallés, la duración del movimiento para tocar una nota redonda correspondiente a un allegro no es la misma que en el caso de un andante, «y esto, obviamente, afecta también a la programación de los movimientos».

La orquesta está compuesta por músicos de cinco hasta más de 70 años, además de por el nuevo robot humanoide, y participan diferentes uniones musicales de Ontinyent, Carlet, Montroi y L'Horta de Sant Marcelí, el Centre Professional de Música de L'Alcúdia, los alumnos del Conservatorio Profesional Ciutat de Llíria y algunos alumnos del Conservatorio Superior de Valencia.

Ya ha tocado en tres conciertos

El conocido como «robot humanoide» ya se estrenó hace un par de semanas en el teatro Giner de Carlet y en Ontinyent. El pasado sábado tocó en la Casa de Música de l’Alcúdia y esta tarde a las 20 horas toca en la Sala la Rambleta de Valencia. En la orquesta, participan músicos de muy diferentes edades —de cinco hasta más de 70 años— y colaboran uniones musicales de Ontinyent, Carlet, Montroi, l’Horta de Sant Marcelí, l’Alcúdia, Llíria y algunos del Conservatorio Superior de Valencia. El compositor de la obra, El sueño de Carlis, es el valenciano Miquel Carrión, aunque el encargado de dirigir el espectáculo musical será Agustín Jiménez, el profesor que inició la integración del robot con los niños en las clases de música con el violín.