La Conselleria de Educación prepara una orden de flexibilidad horaria que acabará para el próximo curso con la obligatoriedad de las clases de 45 minutos impuestas por el anterior Consell del PP a los más de 300.000 escolares de Primaria de la C. Valenciana en virtud de la aplicación de la Ley Orgánica de Mejora de la Educación (Lomce). Así lo avanzó ayer el presidente de la Associació de Directors d´Infantil i Primària del País Valencià (Adip-PV), Vicent Ripoll, tras participar en la primera reunión que mantiene el conseller de Educación, Vicent Marzà (Compromís), y el secretario autonómico del ramo, el socialista Miguel Soler, con los colectivos de directores de la enseñanza pública valenciana.

Las clases de tres cuartos de hora introducidas este curso por la exconsellera Mª José Català en los seis niveles de Primaria fueron presentadas por el anterior equipo de Educación como una exigencia de la reforma educativa del entonces ministro Wert. Además, se argumentaba que el acortamiento de las sesiones garantizaba que los niños dieran cada día Matemáticas, Valenciano y Castellano.

Ripoll, sin embargo, sostiene que la reducción de las clases de 60 a 45 minutos «obedeció a una aplicación rigurosa de la Lomce por parte de la anterior conselleria, pues no lo ha hecho ninguna otra autonomía». El portavoz de los directores informó tras su encuentro con Marzà y Soler que Educación «va a emitir una instrucción de cara al próximo curso en la que dará libertad a los colegios para que puedan hacer clases de una hora». Dicha flexibilidad no supone cambiar los horarios de entrada y salida del colegio, sino dar autonomía a los centros para que puedan organizar las 30 sesiones semanales de lunes a viernes en clases de 45, 50 o 60 minutos en función de las necesidades de cada asignatura.

Ante la pregunta sobre el fin de la obligatoriedad de las miniclases, fuentes oficiales de la conselleria se limitaron a informar de que ésta es «una de las prioridades a estudiar». No obstante, recalcaron que ayer «no se tomó ninguna determinación, sino que solamente se recogió la petición de los directores».

Las clases de tres cuartos de hora han sublevado a toda la comunidad educativa. Los primeros en alzar el grito fueron los directores de los colegios públicos, que llegaron a alertar de que el rendimiento escolar iba a bajar al no llegar a media hora el tiempo efectivo de docencia. Añadían que en las tres asignaturas que requieren cambio de clase „Educación Física, Inglés y Música„ se pierde mucho más tiempo porque hay que llevar y traer a los niños. Una afirmación que corroboró el Colegio de Licenciados en Educación Física de la C. Valenciana al subrayar que en 45 minutos «la práctica real de movimiento caía a un cuarto de hora».

El presidente de Escola Valencia, Vicent Moreno, denunció ante las Corts que las clases de 45 minutos eran una «gran equivocación». Y es que aunque el horario de este pasado curso incluía cinco sesiones a la semana de Valenciano en lugar de cuatro, al durar tres cuartos de hora en realidad se han dado 15 minutos menos cada semana.

Al unánime rechazo se sumaron las federaciones autonómicas de Ampa de la escuela pública y también de la concertada. La presidenta de la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa-CV), Julia Llopis, criticó en las Corts que las sesiones de tres cuartos de hora no eran efectivas, pues con los cambios de clase «se quedan reducidas a 35 minutos».