El PP sigue en estado de conmoción, viviendo en una espiral de imprevistos. Ayer, día fijado por el partido en Valencia para celebrar una jornada sobre democracia interna, el todavía presidente Alberto Fabra destrozó el guion previsto, se plantó en la sede a primera hora y anunció a las bases que se va.

El asunto era de dominio público. Tal como contaba ayer este diario, la dirección nacional del PP ha decidido ejecutar ya el relevo en la cúspide del partido, antes de las vacaciones de verano, para arrancar el curso en septiembre con un nuevo líder ante el reto de las generales. Así lo trasladó el jueves Génova a los barones valencianos. Esta próxima semana se reunirá la Junta Directiva Regional para escenificar el cambio. Fabra sale e Isabel Bonig asumirá la presidencia.

El escenario estaba asumido pero eso no impidió que el gesto de Fabra pillara a todos por sorpresa. El todavía presidente acudió a la inauguración de la Conferencia del PP de Valencia, en la que no se le esperaba, al menos a primera hora, para anunciar su marcha: «La próxima semana dejaré la presidencia. Es el momento de dejar paso a otras personas, de iniciar una nueva etapa. Os pido que sigáis trabajando», vino a decir.

Eran las nueve y media de la mañana y algunos pesos pesados ni siquiera habían llegado. Hasta que no terminó su intervención, los dos centenares de asistentes no empezaron a aplaudir. Superado el «shock» inicial, le otorgaron una ovación larga, de despedida.

El relevo de Fabra llega tras un reguero de contradicciones entre Valencia y Génova. El presidente anunció que no seguiría tras la derrota del 24M, pero quiso aguantar al frente del partido para pilotar una transición tranquila hasta el congreso regional de 2016, alternando los cargos de senador y síndic en las Corts. Tras ser desautorizado, planteó permanecer como presidente hasta finales de agosto. Al final, el traspaso de poderes tutelado por Génova y con Bonig como nueva presidenta se producirá antes de que acabe julio.

No señala a ningún sucesor

Fabra aseguró que se va para que sean otras personas quienes «defiendan lo que tiene que ser el nuevo modelo de PPCV», aunque no avaló a nadie. Lo enmarcó en un contexto de «comunicación» y «consenso» con Madrid y los barones valencianos para hacer «lo que más convenía al PP», «sin resquemor». «Nos enfrentamos dentro de unos meses a unas elecciones tremendamente importantes y el partido va a estar preparado; entiendo que ciertas personas entre las que me incluyo hemos hecho un servicio al partido, pero ahora han de ser otras las que estén al frente», dijo Fabra, defendiendo que es él quien controla los tiempos de su salida. Y desde ahora, «militante con cargo de senador, empujando por el mejor resultado», con la «generosidad de dar un paso atrás», sin «presiones», insistió.

Un café con las aspirantes

Tras su anuncio, Fabra se tomó un café en un bar cercano a la sede con Bonig y María José Català, las dos aspirantes a liderar el partido en el futuro. También estaban los exconsellers Santamaría y Moragues, así como Vicente Betoret, Jorge Bellver, Alfredo Castelló y la cúpula provincial, con Emilio Llopis y Juanjo Medina. No se habló de la sucesión, sino de su nueva etapa como senador y de la inminencia de las generales, ahora que la economía comienza a mejorar.

El paso atrás de Fabra ordenado por Génova llega justo cuando acaba de explotar el caso Púnica, radicado en Madrid, pero con una derivada valenciana. La Guardia Civil sospecha de una posible financiación irregular del PPCV en esta pasada campaña electoral. Según se deduce de las conversaciones telefónicas entre los cabecillas de la trama, interceptadas por la Guardia Civil, el presunto «conseguidor» de contratos públicos de Púnica, Alejandro de Pedro, tenía previsto verse con Fabra, «el presidente».

Respecto a este caso Púnica, el propio Fabra aseguró ayer que «en el caso de la C. Valenciana no hay nada, al menos desde la dirección regional o desde la Presidencia de la Generalitat». Sobre la supuesta reunión con De Pedro, Fabra afirmó: «A este señor ni lo conozco. Nunca me he reunido con él, con lo cual no hay absolutamente nada. Yo no sé lo que ha podido decir en conversaciones. Y a nivel regional del partido, tres cuartos de lo mismo». Fabra añadió: «Todos los que han querido utilizar cargos públicos en beneficio propio o de terceros, a por ellos, sin ningún tipo de dudas. Espero que la justicia caiga sobre ellos». E insistió: «Con esta persona ni me he reunido ni sé quién es ni tenía previsto reunirme. Él sabrá lo que tiene que decir».