Hace cuatro año, la renuncia de Francisco Camps como presidente de la Generalitat y del PPCV se ventiló en un día: por la mañana, en el Palau, y por la tarde, en la junta directiva regional. Camps propuso a Alberto Fabra y los dirigentes valencianos lo ratificaron por aclamación. Hoy, el proceso de sucesión de Fabra en favor de la coordinadora general, Isabel Bonig, estará tutelado sin tapujo alguno por Génova. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, antaño considerada como el mayor adversario interno de los populares valencianos, presidirá la reunión del Comité Ejecutivo Regional y de la Junta Directiva Regional del PPCV en sesión conjunta en la que Fabra presentará su renuncia y, acto seguido, se elegirá como presidenta a Bonig. La nueva lideresa, con toda probabilidad, asumirá también la portavocía en las Corts que deja también Fabra.

De este modo se culminará la sucesión del exlíder popular tras la derrota en las elecciones del pasado 24 de mayo, un recambio acelerado por Génova „contra el deseo del exlíder regional„ a finales de la semana pasada, cuando los presidentes provinciales (Vicente Betoret, José Císcar y Javier Moliner), Rita Barberá y la propia Bonig fueron llamados a consultas a Madrid para que la dirección nacional decidiera el relevo al frente del PPCV. Todos (salvo Moliner, quien se abstuvo) apoyaron a Bonig, en lo que algunos consideran una «sindicación de intereses» de los barones y una solución «transitoria» hasta el congreso regional del próximo año, donde ahí todos tendrán que descubrir sus cartas.

Con su presencia, Cospedal exhibe así el tutelaje de Génova sobre la sucesión y sobre el propio PPCV, al tiempo que se garantiza un proceso sin sobresaltos. Es una muestra de la pérdida de peso del PPCV. Génova no quiere más sorpresas después de lo ocurrido en Baleares, donde el relevo de José Ramón Bauzá, consensuado con los barones, se ha encontrado con la contestación de las bases. Para la dirección nacional, la prioridad son las generales de diciembre, de manera que su objetivo es cerrar la sucesión cuanto antes y que el PPCV comience a levantar cabeza y ejercer una oposición contundente al nuevo Ejecutivo bipartito PSPV-Compromís. En este contexto, cualquier conflicto interno está proscrito.

Con la elección de Bonig, Fabra pierde el pulso, ya que apostaba por la exportavoz del Consell, María José Catalá, con una imagen más de centro. Algunos situaban ayer a Catalá como cabeza de lista por Valencia en las generales. Hoy el PPCV acometerá los nombramientos clave, dejando para próximos comités los cambios en el partido (un nuevo secretario general) y en el grupo de las Corts, donde Bonig era hasta ahora portavoz adjunta.