«Hay unas leyes que hay que cumplir y, desde luego, en estos momentos la Religión tiene un espacio en el currículo escolar y hay que ver cómo se articula». Esta respuesta del president de la Generalitat, Ximo Puig, a preguntas de los periodistas sobre la petición de Joves Socialistes de eliminar la asignatura de Religión, fue entendida como un frenazo a los planes del conseller de Educación, Vicent Marzà (Compromís), y su número dos, el secretario autonómico de Educación, el socialista Miguel Soler. Ambos proponen, entre sus medidas para paliar el impacto de la Lomce, permitir que el próximo curso los centros no incluyan la formación religiosa entre las dos optativas que deben ofertar en 1º de Bachillerato. El jefe del Consell sostiene que la presencia de la Religión en el currículo «no es competencia de la Generalitat, sino del Gobierno» y pide «no hacer de esta cuestión un elemento de confrontación».