La fuerte tormenta que el pasado viernes arrasó la geografía valenciana ha provocado graves daños en todo tipo de cultivos. Las primera estimaciones de las organizaciones agrarias, a la espera de un estudio de campo más detallado —cuyas conclusiones se conocerán el lunes— apuntan a un impacto que puede alcanzar hasta el 90% sobre la producción prevista para esta campaña en las plantaciones de cítricos, caquis, olivos, almendros, viñedos, frutas y hortalizas en algunas de las zonas más afectadas de l'Alt Vinalopó, la Ribera, la Safor o la Vall d'Albaida. En Beneixama, uno de los núcleos más damnificados, el alcalde estudia solicitar la declaración de zona catastrófica. Los agricultores calculan que el 70% de las aceitunas de la próxima campaña se han echado a perder. En la Ribera, prácticamente ningún municipio se libra de los destrozos, aunque el impacto se registra de manera muy irregular, según coincidieron en precisar ayer los representantes tanto de La Unió de Llauradors como de AVA-ASAJA, que no se atrevieron todavía a dar cifras concretas. Y es que en algunas poblaciones como Carlet, Alginet o Alzira el pedrisco cayó muy mezclado con agua, circunstancia que mitiga los potenciales daños, tal como incide Ramón Mampel, presidente de La Unió.

Una primera estimación señala las zona de influencia de poblaciones como Simat, Cullera o Segorbe como las más castigadas en materia agrícola. En las principales zonas de secano de la C. Valenciana se detectaron afecciones en el almendro, mientras que en las cosechas de arroz no se observan daños visibles.