­La intención de la Generalitat de introducir la presencia de un veterinario en los bous al carrer en una próxima reforma del reglamento, adelantada ayer en Levante-EMV por el director general de la Agencia de Seguridad, Josep Maria Àngel, recibió ayer dos reacciones enfrentadas. El presidente del Consell Valencià de Col·legis Veterinaris, Francisco Beltrán, aplaudió el «cambio de 180 grados» con respecto al anterior gobierno autonómico y confía en que este anuncio que llevan «más de veinte años esperando» se materialice para «normalizar la situación y equiparar a la Comunitat Valenciana con el resto de autonomías» que celebran festejos taurinos callejeros. En todas ellas „Cataluña, Navarra, La Rioja, Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía y Aragón„ es necesaria la presencia de un veterinario durante el transcurso de los festejos.

En cambio, el presidente de la Federación de peñas taurinas de bous al carrer de la Comunitat Valenciana, Vicente Nogueroles, se mostró igual de claro pero en sentido contrario: «Toda la opinión pública, el sector taurino y el nuevo director general conocen nuestra postura y somos inamovibles al respecto: no a los veterinarios por obligación. Y vamos a tirar adelante con ella. Al mismo tiempo, confiamos en la labor y la capacidad de trabajo del director general: estamos en contacto con él prácticamente a diario y queremos ir de su mano porque confiamos plenamente en él».

Preguntado por el origen de esta negativa a la presencia de un veterinario en el transcurso de los festejos (si es por el dinero que cuesta o por el control que podría ejercer), Nogueroles aduce que «varios veterinarios controlan ya todos los traslados de los animales desde la ganadería hasta el matadero. Por tanto, ¿qué pinta otro veterinario más? ¿Qué nos soluciona? ¿Qué nos aporta que esté encima de los corros? No hace falta. Para controlar al animal ya está el director del festejo y los diez colaboradores que hay repartidos por todo el recorrido», sostiene.

El responsable de los veterinarios explica que la presencia de un veterinario in situ permitirá «controlar mejor los aspectos legales y normativos relativos a los movimientos e identificación» de los astados, así como cuestiones concernientes al «bienestar del animal». Por ejemplo, sobre las infraestructuras de transporte o el lugar del espectáculo: rejas salientes, barreras o cadafals inadecuados que puedan causar daño al animal, dice. «Todo ha de ofrecer unas garantías mínimas. Así ayudaríamos a evitar incidencias con los animales, señala Beltrán». Dice que no entiende la oposición de la federación de peñas a una figura que ya tiene toda España y que está en las plazas de toros. «Esto se ha de ver como un valor añadido y una garantía para la pervivencia de esta tradición. Las tradiciones, si no se adaptan a las circunstancias, desaparecen», opina.