La presidenta del PP en la Comunitat Valenciana, Isabel Bonig, abrió ayer la caja de Pandora sobre las retribuciones de los políticos al afirmar que el presidente de la Generalitat y, en general, los altos cargos de la Generalitat, ganan «muy poco», lo que implica que «los buenos» no quieran trabajar en la Administración. Bonig, que fue consellera durante cuatro años con Alberto Fabra, se pronunció en estos términos al ser preguntada en rueda de prensa sobre la polémica de los sueldos en la Diputación de Alicante. Tal como ha venido informando Levante-EMV, la máxima de que el presidente de la Generalitat debe tener la retribución más alta no se cumple, ya que otros cargos públicos ganan por encima del salario que Ximo Puig tiene asignado por la ley de presupuestos. Entre los mejor pagados en la política valenciana está en la actualidad el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, con 90.000 euros brutos al año, una cifra que supera en más de 20.000 euros, el salario del jefe del Consell fijado en 67.615,92 euros. Además de Sánchez, 19 diputados provinciales de Alicante superan el salario de Puig. En el top ten de los mejor pagados, con 95.000 euros, se sitúa el presidente de las Corts, Enric Morera.

Bonig confesó que no había abordado este asunto con el dirigente provincial, pero manifestó que la situación no era de su agrado: «No me parece bien que el presidente de la Diputación o cualquier otro cargo, no solo de la administración autonómica sino también en la administración general del Estado, cobre más que el presidente del Gobierno o el presidente de la Generalitat», indicó. Ahora bien, fue un cuestionamiento a medias ya que Bonig manifestó que el problema reside en lo poco que, a su entender, cobra el presidente de la Generalitat y los consellers. «Ahora y antes», apostilló Bonig.

La exconsellera añadió que, a diferencia de la izquierda no iba a hacer demagogia sobre este asunto y planteó una reflexión de todos. Bonig alertó de que esta situación hace que «cada vez a la política venga gente con menos formación y con menos trayectoria laboral». «Esto de la política es algo serio y no todo el mundo sirve», prosiguió. «Hay que venir con un bagaje y exigir mucha responsabilidad, pero también hay que pagarla, porque sino, al final, los buenos no van a querer venir»,añadió.

La decisión de César Sánchez de mantener el salario que cobraba su antecesora en el cargo Luisa Pastor ha puesto en evidencia una situación que en realidad ya se arrastraba la anterior legislatura: cargos públicos con menor rango y responsabilidad que el presidente de la Generalitat con un salario superior. Durante el mandato de Alberto Fabra, el PP trató de corregir esta paradoja a través de una ley que impedía a los cargos de la Generalitat y las empresas públicas a ganar más que el presidente. Sin embargo, este criterio no se siguió fuera de la Administración autonómica. Rita Barbera superaba los 100.000 euros. Su sustituto, Joan Ribó, se ha bajado el salario, pero aún así cobra 82.600 euros, es decir, 15.000 más que Puig.

César Sánchez, que ha descartado bajarse el sueldo, encontró ayer un aliado en el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, para quien su sueldo se ajusta a la legalidad. Beteta recordó que los cargos locales tienen establecida su retribución a través de los Presupuestos y «se objetivó una norma donde se establecían los sueldos que tenían que tener los presidentes de diputaciones, alcaldes, concejales». Según dijo, los alcaldes de capitales de provincia no pueden ganar más que un secretario de Estado, alrededor de 100.000 euros.

Salarios poco atractivos

El nuevo Consell ha sufrido en carne propia lo poco atractivo que resultan los salarios públicos. De hecho, son muchos los profesionales que han rechazado ofertas para trabajar para el nuevo Ejecutivo. La situación no es nueva. También le ocurrió al PP sobre todo en su última etapa en las instituciones. Meses antes de elecciones comenzó la fuga de altos cargos en busca de una nómina más elevada y más segura en el sector privado. El puesto de conseller, que antaño era objeto de deseo, se ha devaluado. Tanto antes como ahora, hay quienes dan el paso, pero perdiendo dinero en el camino. El hoy Delegado de Gobierno, Juan Carlos Moragues, gana 63.000 euros al año. Pierde casi 30.000 respecto del salario que cobraba en la Agencia Tributaria.

La vicepresidenta del Consell, Mònica Oltra, entró ayer al trapo de las declaraciones de Bonig y le replicó que «el sueldo no va unido a la calidad». Oltra recordó a la presidenta de los populares valencianos que los actuales responsables públicos perciben «el mismo salario» que sus antecesores. «Igual Bonig considera que los consellers del gobierno en el que estaba tenían menos nivel», añadió.