El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, asegura en una entrevista que desde la C. Valenciana pueden «ser puente» antes que «frontera» con Cataluña, aunque deja claro que Mas puede y debe hablar directamente con el Gobierno de España. No obstante, acusa a Mariano Rajoy de inmovilismo y le avisa de que «está jugando con fuego» por usar el problema catalán como una «ruleta rusa» para «sacar votos» y con su actitud «puede acabar con la convivencia».

Puig deja clara la posición socialista contra la «independencia» por entender que es un «mal negocio para Cataluña y un mal negocio para España». Por eso, precisa que no se trata de «girar la cara y no hacer nada» ante el problema catalán.

Recuerda la relación histórica comercial «muy potente» que tiene la C. Valenciana con Cataluña. «Es a la que más le compra y a la que más vende la Comunitat y, por lo tanto, a nosotros, lo que pase en Cataluña no nos es indiferente», explica. Por ello, se ofrece para hacer de «puente» en la búsqueda de una solución: «Si nosotros, desde Valencia podemos ayudar desde una visión periférica, desde una visión más abierta, a intentar ser puente, vamos a ser antes puente que espacio de confrontación, antes puente que frontera». No obstante, considera que Artur Mas «puede perfectamente y debe hablar directamente con el Gobierno de España» porque «el problema es que es necesario el diálogo» y advierte de que si algo han demostrado las últimas elecciones y demostrarán las del futuro es que «no se puede estar instalado en la verdad absoluta, en el frentismo». «Hay que abrir espacios de diálogo y lo que no es razonable es que no se hable más y que no se busquen soluciones», apostilla.

El jefe del Consell se mostró también contrario a abrir una «guerra del agua». Se trata, añadió, de «un recurso natural de todos los españoles», que debe repartirse «justamente y de acuerdo a los criterios técnicos». Tras la decisión del Gobierno de Castilla-La Mancha de recurrir el último trasvase de 15 hectómetros cúbicos del Tajo al Segura, Puig aseguró que preferiría no judicializar un tema, como el del agua, «que debería estar presidido por el diálogo y alejado de electoralismos».

El presidente de la Generalitat destacó que a su Gobierno le «preocupa, como al que más», los problemas de sequía que existen en la cabecera del Tajo y en toda la cuenca, y dijo ser consciente de que «probablemente vamos a disponer en el futuro de menos recursos».

«Ese escenario es con el que vamos a trabajar como gobierno responsable. No entramos en guerras de cifras y nos remitimos siempre a los informes oficiales», subrayó. Advirtió de que el Consell exigirá «en todo momento el cumplimiento escrupuloso de la normativa que regula el acuerdo Tajo-Segura». Sobre el Memorándum del Tajo-Segura, que elaboró el PP, Puig señaló que se trata de «una gran estafa», y apostó por buscar una solución al problema del agua desde el diálogo.