Hossam Alawi, sirio afincado en Valencia desde hace más de dos años, destaca el espíritu emprendedor del pueblo sirio. «No necesitamos una paga al mes, necesitamos que nos ayuden a abrir negocios», afirma. Él, durante el tiempo que lleva en Valencia ya ha puesto en marcha dos proyectos, pero destaca las dificultades por la gran cantidad de impuestos y pagos a los que hay que hacer frente. En definitiva, ayuda para encontrar una manera de buscarse la vida, ya que asegura que allí el futuro es «negro». Se define como un pueblo que trabaja mucho en el sector de los servicios, en pequeños comercios como carnicerías, panaderías, restaurantes, tintorerías...

Además, no tiene duda de la idoneidad de Valencia como ciudad en la que empezar una nueva vida, ya que cuenta con un clima similar al de Siria, mayormente soleado, y con gente con un carácter abierto y hospitalario.