Tres grandes hitos del urbanismo de la ciudad de Valencia y de las infraestructuras de la Comunitat Valenciana, el nuevo cauce, el viaducto de Contreras por la A-3 y la línea de alta velocidad Valencia-Madrid nacieron en la cabeza del ingeniero de caminos Claudio Gómez Perretta, que falleció el pasado domingo a los 90 años. Para este valenciano de pura cepa, aunque segoviano de nacimiento, no hubo mayor pasión que ayudar, con sus conocimientos y experiencia, a construir una Valencia mejor comunicada y a salvo de las riadas como la que asoló la ciudad en 1957. «Valencia puede quedar aislada si su transformación no va a acompañada de infraestructuras de transportes», defendía Gómez-Perretta en una entrevista concedida a Levante-EMV en 2007.
Este maestro de ingenieros de caminos formó parte de la comisión técnica del Plan Sur, la solución del gobierno franquista al desastre que arrasó la ciudad. Gómez-Perretta ideó junto al arquitecto Fernando Martínez García-Ordoñez y el ingeniero de caminos Salvador Aznar Calabuig un ambicioso plan que debía reordenar Valencia y su área metropolitana para evitar futuras avenidas y aprovechar el desastre para mejorar el transporte metropolitano. Pero fue un proyecto que se quedó a medias, como reconocía el mismo Gómez-Perretta en otra entrevista por el 40 aniversario de la riada. «Franco le birló el Plan Sur a Valencia», explicaba en 1997 a Levante-EMV, porque «la desviación del cauce del río Túria, que sí se realizó, era sólo un proyecto más dentro de un plan global que contemplaba un nuevo modelo de ciudad», una remodelación urbana, acompañada de nuevas infraestructuras, que planteaban una gran red viaria de accesos a la ciudad, que nunca se hizo. De hecho, para Gómez-Perretta el Plan Sur era «el símbolo del ancestral olvido» que ha sufrido siempre Valencia en el ámbito de las infraestructuras.
Varias décadas después, Claudio Gómez-Perretta seguía luchando contra las decisiones que arrinconaban el desarrollo de Valencia y la postergaban al vagón de las ciudades postergadas. Claudio Gómez-Perretta fue el ingeniero que influyó decisivamente, aunque de forma anónima para el gran público, a la llegada de tren de alta velocidad a Valencia. Con una paciencia infinita y una didáctica a prueba de mentes ignorantes, Gómez-Perretta fue aportando datos, informe tras informe, -a través del Foro Cívico que presidía su hijo Julio Gómez-Perretta de Mateo y junto a Pro AVE, la CEV y el Instituto de Robótica- para que el Gobierno central y la Generalitat apostaran por la línea de alta velocidad a través de Cuenca, en lugar de repetir el error del rodeo por Albacete. El primer estudio previo a escala 1:5.000 que planteó trazar el AVE por Contreras, y que sugirió pegarlo a la A-3 para reducir el impacto, fue obra del ingeniero Claudio Gómez-Perretta, así que a él le deben los valencianos poder viajar al centro de la península en apenas hora y media.
Su labor en este último debate nunca fue bien vista desde el Ministerio de Fomento ni desde la Generalitat, pero el tiempo y los hechos acabaron por darle la razón. Don Claudio estaba dotado de una memoria privilegiada y una fina ironía castellana que usaba como escudo ante cualquiera de las reiteradas decisiones cortas de miras que adoptaron los sucesivos políticos de turno responsables en infraestructuras. Gómez-Perretta sabía que sus propuestas -o la esencia de ellas- se acababan ejecutando porque estaban cargadas de sentido común.
