La nueva Conselleria de Transparencia que preside Manuel Alcaraz, actualmente con sede en el edificio de la calle Micalet, se muda. Lo hará en los próximas días, tras asumir que la coqueta ubicación que había conseguido, en el cogollo del poder político valenciano entre las Corts y la Generalitat, debe ser desalojada para acometer las reformas que garanticen su seguridad.
El nuevo hogar, que será el segundo en dos meses de existencia, aún no está cerrado, pero se les ha ofrecido dos salidas: o el viejo hospital la Cigüeña, que fue sede de Agricultura y Bienestar Social, o las dependencias de la calle Colón, 80, frente al TSJ. Las fuentes consultadas señalan que, con toda probabilidad, será el antiguo hospital de maternidad donde culmine el difícil parto de Transparencia.
El arranque de la nueva conselleria está siendo tortuoso. Al debate inicial sobre la existencia y competencias del área dedicada a velar por la limpieza en la gestión pública se añade ahora también un problema de habitabilidad.
Transparencia, podría decirse, está ahora mismo de «okupa» y con una «orden de desalojo» en la Casa de Calatayud de la calle Micalet, un edificio de principios del XX que pertenece a la Generalitat desde tiempos preautonómicos.
El problema es que ese edificio, sin llegar a amenazar ruina, encierra peligros, con «deficiencias detectadas que afectan seriamente a la seguridad de usuarios y visitantes». A principios de agosto, la directora general de Sector Público, Modelo Económico y Patrimonio de la Conselleria de Hacienda (la titular del edificio) ya advirtió de que el edificio debía ser desalojado atendiendo a que «sus condiciones de protección contra incendios y accesibilidad son muy deficientes y por tanto afectan a la seguridad de ocupantes y usuarios».
Transparencia, sin embargo, se ha resistido a abandonar este emplazamiento emblemático. De hecho, ha seguido ocupando estancias conforme las áreas de Hacienda y Administración Pública (antes juntas, ahora segregadas en dos consellerias: Hacienda y Justicia) han ido mudándose a sus nuevos destinos.
El asunto ha generado tensiones internas. Desde la Junta de Personal de la Generalitat se ha hecho llegar una carta al conseller de Hacienda, Vicent Soler, al comité de seguridad de esa conselleria, al titular de Transparencia, Manuel Alcaraz, y a su subsecretario, Alfonso Puncel, en la que se les reclama que, atendiendo a los informes, «ordenen con la mayor celeridad posible el desalojo del edificio» de la calle Micalet. «En caso contrario, podrían derivarse consecuencias legales pertinentes según la legislación vigente», les advierten.
No renuncian a volver a Micalet
En las últimas horas, según ha sabido este diario, los responsables de Transparencia y Hacienda han alcanzado un acuerdo. En los próximos días el equipo de Alcaraz decidirá entre las dos alternativas, que están vacías: Colón, 80, o la preferida del hospital la Cigüeña. La decisión contenta a ambas partes, e incluye el acuerdo tácito de que Transparencia regrese a la calle Micalet cuando Hacienda haya reformado ese edificio.
Según se desprende del informe, firmado por la jefa de servicio de Gestión Inmobiliaria, la Casa de Calatayud necesita una revisión a fondo. «No ofrece las condiciones mínimas de seguridad ante riesgo de incendio». Y añade, en negrita y mayúsculas: «No se está hablando de un incumplimiento normativo sino dificultades REALES para proceder a una evacuación segura».
El documento explica la ruta a seguir tras el desalojo. Primero, realizar catas en busca de daños estructurales. Y, después, un proyecto técnico que debe incluir una o dos escaleras protegidas; sustitución del ascensor y ubicación en un lugar adecuado, demolición parcial de forjados, así como recolocación del centro de transformación. La actuación que puede alargarse por los procedimientos administrativos y la necesaria consignación presupuestaria.
