Unas doscientas personas participaron ayer en Arenas del Rey (Granada) en la «I Gazpachina», una fiesta que busca la misma receta turística de la Tomatina de Buñol y que sirve para honrar a los agricultores de esta hortaliza y difundir los atractivos de la zona.

Setenta años después de que una casualidad se convirtiera en el punto de arranque de la Tomatina, la fiesta que este año reunió en Buñol a más de 22.000 personas; un complejo rural de Arenas del Rey (Granada) se ha propuesto cocinar un reclamo turístico similar.

Uno de los responsables del complejo rural El Molinillo, Antonio Puerto, explicó que la primera Gazpachina sigue los patrones de la Tomatina, aunque suma un toque de jamón para acompañar a la hortaliza.

Reclamo turístico

Desde ayer, cerca de dos centenares de personas se sumaron a la iniciativa para empezar a construir, con seis toneladas de tomates, una tradición con la que convertirse en reclamo turístico.

«Han comenzado las subidas al palo para alcanzar el jamón y ha llegado gente disfrazada de tomate, que tendrá su premio», indicó Puerto. Y es que en esta primera Gazpachina, lograr un jamón con el que acompañar el tomate requería de fuerza y destreza, ya que la pieza de cerdo se la llevaba el que subía en menos tiempo por un palo plantado en vertical y en cuyo extremo estaba el premio.

La actividad pretende promocionar la comarca de Alhama de Granada, próxima al Parque Natural de la Sierras Tejeda, Almijara y Alhama, y destacar los atractivos de una zona que presume de baños árabes, callejones encalados y casas blancas en un entorno de alto valor ambiental.

El ganador del jamón además podía reponerse con varios pases de regalo para disfrutar de los baños árabes de Alhama, un premio similar al que reciben todos los participantes que acudan disfrazados de tomate.

«Varias cooperativas de la zona han donado los tomates que se utilizarán para la batalla», destacaron sus organizadores, que recordaron la necesidad de aplastarlos un poco para evitar lesiones.

Los «guerreros» tuvieron dos horas para disfrutar de la batalla y contaron con mangueras y duchas para eliminar los restos de gazpachina de sus cuerpos antes de disfrutar de la fiesta, que incluía una paella popular y música. Las cifras, con seis toneladas de tomate y unos 200 participantes, distan mucho de las que han elevado a la Tomatina hasta el reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Internacional, aunque sus organizadores han destacado que la fiesta nace con vocación de continuidad.